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miércoles, 2 de diciembre de 2020

ARQUITECTURA ROMÁNICO-MUDEJAR EN CARABANCHEL.

 




    Nuevo relato acerca de las construcciones románicas que jalonan nuestro territorio.

    Esta vez Antonio nos presenta una preciosa iglesia románico - mudéjar.

     

        "Cuando hablamos de la existencia de arquitectura románica en la provincia de Madrid no falta quien piensa que estamos bromeando, pero es un hecho que la tenemos pfesente tanto por la Comunidad como en la misma capital. 

     Como en todas partes, los aspectos más determinantes de las características del románico madrileño residen en su cronología histórica. Madrid pasó a manos cristianas muy a finales del siglo XI ligado a la reconquista de Toledo por Alfonso VI en el año 1085, pero con posterioridad a las fechas de su reconquista inicial, los territorios madrileños sufrieron el asedio y la destrucción a manos de los musulmanes, fue cuando la repoblación estuvo consolidada, en los siglos XII y XIII cuando se empezó a edificar iglesias en Madrid, cuando en toda la zona cristiana de la península ya estaba plenamente implantado el estilo románico. Se trata casi del románico más meridional de la Península, sólo superado por algunos ejemplos de la provincia de Cuenca y en Extremadura, lógico por otra parte al ser estos territorios reconquistados posteriormente. 

    Tradicionalmente se ha considerado que, en nuestro país, la arquitectura medieval realizada en piedra estaba conectada con el mundo cristiano europeo y la realizada en ladrillo se relacionaba con la arquitectura hispanomusulmana. Sin embargo, este planteamiento resulta demasiado simplista, está lleno de excepciones y contradicciones y así fue observado desde hace muchos años. Incluso refiriéndose en concreto al tema y a la época que aquí nos ocupa, llegó a acuñarse el término "románico en ladrillo", que apenas se usa, aunque a mí es el que más me gusta, siendo más apreciado el término de arte románico-mudéjar.

Nuestra Sñora de la Antigua, Carabancchel Bajo. Fotografía propia
            

         

    Sea como sea, en lo que fue un pueblo de Madrid y hoy es barrio, el de Carabanchel Bajo, podemos disfrutar de una joya que nos dejaron aquellos alarifes quienes, por carecer de piedra buena en la zona, construyeron en ladrillo y mampostería irregular. Se trata de la ermita de Nuestra Señora de La Antigua, anteriormente iglesia parroquial de Carabanchel (posteriormente se dividiría en Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo, quedando la iglesia en despoblado) dedicada a la advocación de Santa María Magdalena, y es obra del siglo XIII aunque conserva elementos del siglo XII. 

    Ostenta orgullosamente el título de ser el templo mudéjar más antiguo de toda la Comunidad de Madrid, además de ser el único mudéjar que se conserva completo con unos mínimos añadidos.

 

    Construída con mampuesto de piedras pequeñas unidas con cal (mazonería es el término correcto) alternando con hiladas de ladrillo toledano que la dan armonía y vistosidad, consta, como todas las iglesias románicas, de ábside con bóveda de horno orientado al Este, presbiterio con bóveda de cañon separado de la nave por arco de herradura doblado y trasdosado con arco polilobulado, la nave ésta cubierta por techumbre de madera; una portada al Este y torre (algunas iglesias la sustituyen por una espadaña) orientada al Oeste.  Sus únicos vanos eran una mínima ventana en saetera con arco de herradura túmido en puro estilo toledano y la portada al Este. Hoy hay una puerta al Oeste, resultando en general una iglesia muy oscura, como corresponde a su época.


    La portada presenta doble alfiz y tres arquivoltas, una de las cuales es polilobulada con doce lóbulos; el doce es el número que representa una estructura u organización completa y constituída divinamente (doce tribus, doce apóstoles...). Este número doce nos da una idea de que vamos a entrar en un sitio muy especial.

 


    La originalidad de esta portada es que está construída, según dos arquitectos consultados, "en desplome", es decir, con una inclinación hacia afuera que hace que parezca que se va a caer al suelo, y eso que lleva así ochocientos años. Una manera de dar la bienvenida a quien se acerca a ella. Aunque también sería posible que se haya desplomado a lo largo de los siglos. Sea como sea, es espectacular verla al natural, la fotografía da una idea. 


 

    Posteriormente, en el siglo XVI, quizás XVII, se abrió la puerta Oeste y se añadió una sacristía. Se hizo para ampliar en el sotocoro la vivienda del guarda del cementerio colindante.

    Dato a observar que no te explicará ningún libro o manual de Historia del Arte: el arco triunfal, es decir, el arco que separa la parte más sagrada del templo, la destinada a Dios y a sus sacerdotes, el ábside y el presbiterio, de la parte destinada a los hombres, la nave, tiene en su arco intradosado veintiún lóbulos. Veintiuno es tres veces siete; el siete es el número que comunica la idea de perfección y plenitud, la obra acabada (la Creación duró siete días); por ejemplo, la idea de perfección del perdón consiste en perdonar setenta veces siete (Mt 18,21-22). Pues bien, en una iglesia construída probablemente por alarifes moros que se quedaron en tierras cristianas, no sería raro encontrarnos con que la plenitud de la obra del TRES VECES MÁS GRANDE ha sido representada por el número veintiuno, escrito simbólicamente rodeando al sagrado lugar donde miran los fieles desde la nave. Por si fuera poco, la Biblia, en el Libro de la Sabiduría, 7,22-23, muestra y enumera los veintiún atributos de la Sabiduría.


    En el interior, en un rinconcito bajo el coro y casi desapercibido, hay un pozo que se dice cavó San Isidro, patrón de Madrid, que además de labrador era pocero. Hay constancia de que este santo labró las tierras que rodean la iglesia. Creo que solo he visto en España dos iglesias medievales con un pozo en su interior. 


    Mucho se puede hablar de esta humilde ermita que mide 12,20 metros de largo por 9,85 de ancho y con una airosa torre de ladrillo y piedra de 20 metros de altura, pero mejor dejemos que hablen las fotografías, después de una aclaración: dijimos que  los constructores son maestros de obras y albañiles musulmanes. Pues bien, considerando que el codo hispanomusulmán mide 47cm, resulta que nuestra iglesia mide 26 X 21 codos hispanomusulmanes ordinarios, una cifra entera, no como las medidas en metros que nos da decimales, aparte de que el sistema métrico decimal era desconocido en el siglo XIII. En fin, cosas de la observación."


 

Antonio García Francisco, 

Madrid, noviembre 2020 

        P.S.: a través de amigos, que es como funciona esto para los aficionados que no tenemos acceso a los canales oficiales de información, recibí hace cinco días unas fotografías de las pinturas que están siendo restauradas en las vigas del sotacoro de esta incomparable iglesia. Los carabancheleros sabían que estaban ahí, yo pude verlas el pasado mes de octubre y también en noviembre, pero eran unas manchas negras y ya estaban preparando los andamios para la restauración.

              No me atrevía a publicarlas, pero como hoy he visto en el diario ABC la noticia (es gracioso que por el circuito informal las he tenido yo antes), aquí dejo un par de ellas, se corresponden con una serie en la que se narra gráficamente la historia de Santa María Magdalena; en ellas se puede contemplar una mínima muestra de la pintura del románico del siglo XV en estado puro, con su sencillez y su ingenuidad, por eso he elegido el motivo del castillo, que alterna con un león (¿Castilla y León? Casi seguro que sí, el siglo XV es el siglo de los Reyes Católicos), espero que les gusten. 



            Posteriormente, acabados los trabajos de restauración, se pueden contemplar maravillas como etas:



















Antonio García Francisco, modificado en marzo 2021
Fotografías realizadas por el autor.

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