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martes, 30 de marzo de 2021

La motivación y el mundo laboral de los jovenes con Cesar Zarauza

      El mundo laboral y los jóvenes, un mundo de terribles dificultades para un colectivo expecialmente maltratado. La pandemia ha hecho que miles de trabajadores perdieran su trabajo sujetos a contratos temporales que, ante la incertidumbre, no son renovados: un amplio porcentaje de ellos son jóvenes que han ingresado recientemente en el mundo laboral y que por el covid  han perdido su trabajo.

Una forma de eyudarlos es planificar sus inserción laboral y César Zarauza les da unos consejos donde la formación ocupa el primero de sus necesidades.

LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO ESCRITAS EN PIEDRA.


Hemos dicho alguna vez que durante los siglos XI a XIII, y muchos más, el analfabetismo era una constante. Para mostrar las enseñanzas de la Biblia, hubo que valerse de imágenes, las cuales, en lo que a la Religión se refiere, fueron talladas en piedra. ¿Nos recuerda algo al método con el que aprenden a leer los niños en el siglo XXI, con cuadernillos con dibujos y letras?

Por este motivo, fueron labradas escenas bíblicas en portadas, capiteles, canecillos y metopas; fue una manera de escribir una especie de catecismo que personas iletradas pudieran comprender cuando las contemplasen.

Por eso tenemos que entender que las piedras románicas no siempre son unas meras copias de pasajes bíblicos, son unas perfectas y estructuradas lecciones visuales de teología. Y donde más ejemplos podemos encontrar es en la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Pasemos a los hechos. Solo hemos de tomar un ejemplar de la Biblia, la Biblia de Jerusalén en este caso es la que he elegido, y rebuscar fotografías de viajes propios o de Pedro Lozano Huerta, ya asiduo asesor fotográfico del blog.

Y buscamos el Evangelio según San Mateo, que nos narra la Pasión más detallada, aunque la completaremos con la de otros evangelistas. 

Vamos al capítulo 21

Entrada en Jerusalén. Catedral de La Asunción de la Virgen. Burgo de Osma, Soria

Mateo 21 Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos,

2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos.

3 y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá.»

4 esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta:

5 "Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo". 

6 fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado:

7 trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.

Monasterio de Santo Domingo de Silos. Silos, Burgos

8 la gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

9 y la gente que iba delante y detrás de él gritaba:  «¡Hosanna = al Hijo de David! = ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna = en las alturas!»

Catedral de  Snta María. Tudela, Navarra

10 y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían.

11 y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»

Monasterio antiguo de San Juan de la Peña, Huesca



En este momento nos trasladaremos al evangelio según San Mateo para referirnos a unos hchos casi simultáneos, ocurridos unos días después.


Mateo 26

"6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,

7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras  estaba a la mesa.

La unción de Betania. Monasterio antiguo de San Juan de la Peña

8 Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este despilfarro?

9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los pobres.»

10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una obra buena ha hecho conmigo.

11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre.

12 Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi sepultura lo ha hecho.

La unción de Betania. Monasterio antiguo de San Juan de la Peña. Detalle


13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.»

14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,

15 y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le asignaron treinta monedas de plata.

16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle."


La unción de Betania. Iglesia de San Juan de Rabanera, Soria


Popularmente, se repite una y otra vez que “Jesús fue delatado por Judas por 30 denarios”. Nada más incierto y alejado de la realidad, las monedas de la traición no eran otras que las conocidas como siclos de plata o su denominación hebrea shéqel, procedentes de Mesopotamia, equivalentes a los tetradracmas griegos.

 

Como la administración romana no permitía a los judíos que emitieran moneda de plata, pero sí de cobre, debían pagar el impuesto anual al Imperio con los siclos. Los siclos eran las únicas monedas admitidas en el templo de Jerusalén y, por tanto, las únicas piezas que componían su tesoro del que se detrajeron las 30 monedas de plata con el que el Sanedrín pagó la traición de Judas.

 

Siclos de plata de la época de los hechos narrados.

Hay antecedentes en la Biblia, no es la primera vez que se mencionan treinta monedas de plata. 

 En el Libro de Zacarias, al profeta se le paga la misma suma por su trabajo cotidiano de pastor: 

12 “Y díjeles: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron para mi salario treinta piezas de plata.

13 Y díjome Jehová: Échalo al tesoro, hermoso precio con que me han apreciado. Y tomé las treinta piezas de plata, y echélas en la casa de Jehová al tesorero.”

En el Libro del Éxodo, en cambio, treinta piezas de plata era el precio de un esclavo que era matado:

 32 “Si el buey acorneare siervo o sierva, pagará treinta siclos de plata su señor, y el buey será apedreado.” 

               Acabado el inciso numismático, continuamos donde nos quedamos:

"18 Él les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: “El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis discípulos.”»

Iglesia de San Cornelio y San Cipriano. Revilla de Santullán, Palencia

19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua.

Iglesia de San Esteban Protomártir. Hormaza, Burgos

20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.

Monaterio de San Juan de la Peña, Huesca

21 Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará.»


Iglesia de San steban. Moradillo de Sedano, Burgos

22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, Señor?»

Catedral de la Asunción de María. Burgo de Osma, Soria

23 El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará.

San Pedro de Tejada. Puentearenas, Burgos. Obsérvese el detalle de que Judas está nimbado con aureola de santidad mientras que San Juan no lo está. Se dice que, en esta escena, Judas está delatando su condición de ladrón porque está robando el pez del plato.

26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, este es mi cuerpo.»


Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed de ella todos,

28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados.

Monasterio de Santa María de l'Estany, Barcelona

Aquí es necesario hacer de nuevo un corto paréntesis, necesario para introducir una referencia al evangelio de San Juan. Es el momento del lavatorio de pies que el buen Mateo omite. Dice así:

Juan 13:

2 Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle,

 

3 sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía,

 

4 se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó.

 

5 luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

 

6 llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?»

 

7 Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde.»

 

8 le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.»

 

9 le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.»

 

Lavatorio de pies. Abadía de Saint Gilles, Francia. Parece ser el momento en que San Pedro dice al Maestro que le lave no solo los pies, sino también las manos y la cabeza, la cual se está señalando. La fotografía no es mía ni de Pedro Lozano Huerta, está tomada de la web de University of Michigan Library

 Hecho este inciso, volvemos nuevamente al punto en que estábamos en Mateo, 26:

30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.

31 Entonces les dice Jesús: «Todos vosotros vais a escandalizaros de mí esta noche, porque está escrito: = Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño =.

32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»

33 Pedro intervino y le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.»

34 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces.»

Gallos. Iglesia de Santa María. Retortillo, Cantabria

35 Dícele Pedro: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Y lo mismo dijeron también todos los discípulos.

36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»

Oración del Huerto. Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación. Gazólaz, Navarra.

37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.

38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.»

39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.»

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca. "Si es posible, que pase de mí esta copa"

45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.

46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca.»

47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.

48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle.»

49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso.

50 Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.

Beso de Judas. Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.

Beso de Judas. Iglesia de Santa María, Yermo, Cantabria


52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán.

San Pedro corta la oreja derecha a Malco, sirviente del Sumo Sacerdote. Jesús le sanó la herida. El episodio es narrado por los cuatro evangelistas, pero los nombres de Pedro y Malco solo aparecen en Jn 18,10-11 

Continuamos con el Evangelio de San Mateo

Mateo 27

1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.

2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.

[…]

22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -

23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»

24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»

Poncio Pilato se lava las manos. Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»

26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.

Jesús es azotado. Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.

Iglesia de San Pedro, El Vigo, Burgos. Tímpano que representa la subida al Calvario, el Santo Sepulcro Vacío, las Santas Mujeres, los soldados y el ángel

Iglesia de San Pedro, El Vigo, Burgos. Detalle del tímpano

Iglesia de San Pedro, El Vigo, Burgos. Detalle del tímpano

32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.


Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

Las caídas de Jesús a lo largo del Camino de la Cruz no pertenecen a la Escritura; han sido trasmitidas por la piedad tradicional, custodiada y cultivada en el corazón de tantos orantes.

Caída de Jesús. Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

Lo mismo ocurre con Verónica, la mujer que le limpió el rostro y quedó marcado en el paño. Esa piedad tradicional nos la representan también los canteros en el monasterio de San Pedro el Viejo, en Huesca.

Verónica limpia el rostro a Jesús y queda impregnado en el pañuelo. Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.

35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.

36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.

37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos.»

38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

Calvario medieval en Albendiego, Guadalajara

45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.

46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», = esto es: = «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»

Pila bautismal de la iglesia de San Miguel, Báscones del Agua, Burgos

47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste.»

48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.

En el evangelio se indica que los romanos planearon romper las piernas de Jesús, una práctica conocida como crurifragium, que era un método doloroso de acelerar la muerte durante la crucifixión de los condenados a este tipo de castigo. Momentos antes de que los soldados romanos así lo hicieran, vieron que él ya había muerto y por eso pensaron que no había ninguna razón para romperle las piernas. Para cerciorarse de que estaba muerto, un soldado, al que la tradición identifica como Longinos le clava su lanza en un costado. Este pasaje de la lanzada solo lo recoge el Evangelio de San Juan:

Juan 19

33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas,

34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.

 

35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis.

36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: “No se le quebrará hueso alguno”.

37 Y también otra Escritura dice: ”Mirarán al que traspasaron”. 

Iglesia de Santo Domingo, Soria. Se representa al crucificado recibiedo la lanzada y recibiendo la esponja con vinagre y hiel. La tradición popular asigna el nombre de Longinos al soldado de la lanza y el de Stephaton al de la caña con la esponja.

Volvemos al evangelio de Mateo, capítulo 27, donde nos quedamos antes de este inciso:

49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.»

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.

58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase.

Desprendimiento de la Cruz. San Román de Escalante, Cantabria

59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia

60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.

Este pasaje del evangelio de San Mateo tiene que ser complementado con el de San Juan 19,38-39 para poder introducir a dos personajes que aparecerán más adelante:

"38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.

39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras."

 

Desprendimiento de la Cruz.Ermita de San Román de Escalante, Cantabria



Desprendimiento de la Cruz.Ermita de San Román de Escalante, Cantabria



Desprendimiento de la Cruz.Ermita de San Román de Escalante, Cantabria

Jesús depositado en el sepulcro. Iglesia de Santo Domingo, Soria



Entierro de Jesús en la pila bautismal de la iglesia de San Fructuoso en Colmenres de Ojeda, Palencia

Entierro de Jesús, Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

Monasterio de Santo Domingo de Silos. Nicodemo y José de Arimatea depositan el cuerpo de Jesús en el sepulcro


En este punto nos surge una pequeña diferencia en lo que se refiere al número de mujeres que fueron a la tumba. Para san Juan era una sola: María Magdalena

Juan 20,1

Y EL primer día de la semana, María Magdalena vino de mañana, siendo aún obscuro, al sepulcro; y vio la piedra quitada del sepulcro.

Para Mateo, como vemos, son dos: María Magdalena y otra María.

Y para Marcos tres: María Magdalena, María la esposa de Santiago y Salomé

Mc 16,1

Y como pasó el sábado, María Magdalena, y María madre de Jacobo, y Salomé, compraron drogas aromáticas, para venir a ungirle.

Supongo que nuestros artistas ponían personajes según preferencia por un evangelista o por otro, o según su pericia y espacio del que disponían para colocar figuras.




Iglesia de SAn Miguel. Beleña de Sorbe, Guadalajara

Iglesia de SAn Miguel. Beleña de Sorbe, Guadalajara


Iglesia de SAn Miguel. Beleña de Sorbe, Guadalajara

Para rematar el pequeño lío, hay otra aparente diferencia.

Iglesia de Santo Domingo, Soria


Iglesia de Santa María. Tiermes, Soria

Ermita de los Santos Mártires. Garray, Soria

Ermita de Santa Cecilia. Vallespisoso, Palencia

Santa Eufemia de Cozuelos, Palencia

Santo Domingo de Silos, Burgos

Santo Domingo de Silos, Burgos

Ermita de los Santos Mártires. Garray, Soria



Iglesia de Santo Domingo, Soria

Iglesia de Santo Domingo, Soria

Mateo y Marcos relatan que un ángel habló a las mujeres, mientras que Lucas y Juan dicen que había dos Ángeles en la tumba. Esto parece una discrepancia, pues Mateo y Marcos hablan de un ángel, mientras Lucas y Juan mencionan dos. Sin embargo, Mateo y Marcos no dicen que había solo un ángel en la tumba, sino que lo que dicen es que un ángel habló a las mujeres. Esto no contradice a Lucas y a Juan, pues Mateo y Marcos especifican que un ángel hablo, pero no dicen que hubiera solo un ángel presente o que solo un ángel hablara. Es muy posible que uno de los Ángeles fuera el portavoz de los dos, y entonces se le dio énfasis a él. No hay que suponer una contradicción en esta información

Damos ahora un salto al Evangelio de San Juan:

Juan 20

y como hubo dicho esto, volvióse atrás, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía que era Jesús.

15 Dícele Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas? Ella, pensando que era el hortelano, dícele: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.

16 Dícele Jesús: ¡María! Volviéndose ella, dícele: ¡Rabboni! que quiere decir, Maestro.

17 Dícele Jesús: No me toques: porque aún no he subido a mi Padre: mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.

Pila Bautismal. Sta. María la Mayor. Cameno, Burgos

 Sta. María la Mayor. Cameno, Burgos

Iglesia de Santo Domingo. Soria


Igl. Santo Domingo, Soria

San Juan de Rabanera, Soria

Iglesia de San Juan de Rabanera, Soria

Ermita Santos Mártires, Garray, Soria


Según el Evangelio de Juan, Tomás no se encontraba con los otros discípulos cuando Cristo se apareció ante ellos tras la Resurrección. Estos le narraron lo ocurrido, pero el santo no dio crédito a sus palabras y pronunció su frase más famosa:

“Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.” (Jn 20, 25).

 

La duda de Santo Tomás. Santo Domingo de Silos, Burgos

Ocho días más tarde, Jesús se presentó de nuevo y pidió al apóstol que introdujese su mano en sus heridas. Tomás quedó convencido, pero su maestro le reprochó:

“Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.” (Jn20, 29).

 

Monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

No obstante, a pesar de la reprimenda, santo Tomás sería uno de los siete discípulos ante los que más tarde se manifestaría junto al lago Tiberíades (Jn 21, 2), su última aparición en los evangelios.

 Y damos un nuevo salto al Evangelio de San Juan para contar la experiencia de los discípulos de Emaús

Juan 24

13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén sesenta estadios, llamada Emmaús.

14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acaecido.

15 Y aconteció que yendo hablando entre sí, y preguntándose el uno al otro, el mismo Jesús se llegó, e iba con ellos juntamente.

Monasterio de Santo Domingo de Silos, Burgos

28 Y llegaron a la aldea a donde iban: y él hizo como que iba más lejos.

29 Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró pues a estarse con ellos.

30 Y aconteció, que estando sentado con ellos a la mesa, tomando el pan, bendijo, y partió, y dioles.

31 Entonces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se desapareció de los ojos de ellos.

32 Y decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?

33 Y levantándose en la misma hora, tornáronse a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos.

34 Que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.

35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo había sido conocido de ellos al partir el pan.

Discípulos de Emaús, iglesia San Juan de Rabanera, Soria

Tenemos que regresar de nuevo al Evangelio de Mateo, capítulo 28,

17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.

18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.

19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,

20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»

Monasterio de Santa María la Real, Aguilar de Campóo, Palencia. Original en el MAN

Vamos acabando la historia y para ello nos acercamos a

Lucas, 24

49 Y he aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto.

50 Y sacólos fuera hasta Bethania, y alzando sus manos, los bendijo.

51 Y aconteció que bendiciéndolos, se fue de ellos; y era llevado arriba al cielo.

52 Y ellos, después de haberle adorado, se volvieron a Jerusalén con gran gozo;

53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

Igl. de Santiago. Carrión de los Condes, Palencia

Y a Marcos 16

19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y sentóse a la diestra de Dios.

Ascensión. Monasterio de Silos, Burgos

Detalle de la Ascensión del Monasterio de Silos



20 Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amen.

Iglesia de San Juan Bautista. Moarves de Ojeda, Palencia

        

Jesús está ya en el Reino del Padre y dessde allí nos bendicen y parece que nos saludan.                  Iglesia de Santo Domingo. Soria



La lección de catequesis ha terminado. No hace falta saber leer ni saber latín para comprenderla. El catecismo está escrito en piedra, el mejor material para que en él se conserve el mensaje transmitido por los siglos de los siglos.

Iglesia de Santa María la Blanca. Villalcázar de Sirga, Palencia

Es palabra de Dios.

Dextera Domini


Antonio García Francisco.

Madrid, Semana Santa 2021

Fotografías propias y de Pedro Lozano Huerta.