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jueves, 10 de diciembre de 2020

Desde la portada de la iglesia de San Pedro de Villanueva (IV)

 

Cuando comento la interpretación de alguna escena representada en capiteles o canecillos románicos, siempre advierto de que soy un aficionado, un observador que medita sobre lo que ve y trata de entenderlo. Ni he cursado estudios de Historia del Arte ni me he dedicado a ello; simplemente, parafraseando a Antonio Machado, en su personaje Juan de Mairena, entiendo que “La gracia está en pararse a ver, a contemplar, a meditar, en consagrarse un poco a las actividades quietistas”, porque para Antonio Machado, aprender a vivir es aprender a detenerse. 

 ¿Y dónde detenernos mejor que ante un libro de claves y mensajes escritos en piedra, que nos va a ayudar a ver con los mismos ojos que vieron nuestros antepasados? Es bonito tratar de descubrir los mensajes que nos legaron hace novecientos o mil años por medio de una imagen o un símbolo, incluso una marca esculpida, pintada o dibujada. A veces basta con ver la talla en piedra para decir con seguridad y algo de certeza lo que representa; en otras ocasiones la cosa se puede complicar y tarda varios meses en llegar lo que en otros tiempos era obvio. Y en muchos casos no llegamos a entenderlo.

Este preámbulo viene a cuento de que hace unos días, en este blog, dejé en el aire una posible segunda pista que avalaba la teoría de que los capiteles de la portada de la iglesia del exmonasterio de San Pedro de Villanueva sí tienen que ver con la historia sobre la muerte de Favila, y que en cierto modo viene a ratificar lo que expuse de que “un rey mató a otro rey”. La primera pista era la presencia de una anfisbena al final de la serie y ya dije lo que significaba, aunque abundaré más en ello. 

Anfisbena en S. Pedro de Villanueva

Por favor, quedémonos con la escena del penúltimo capitel: un monstruo ha devorado a un hombre y los ángeles salvan a otro. Ésta es la escena que comenté como primera clave que avala la teoría. Quedamos en que estamos ante una anfisbena, que se trata de una criatura mitológica de la que ya hablamos y resumo para no tener que volver atrás con la lectura: se decía que nació de las gotas de sangre que vertió la cabeza de Medusa cuando Perseo la llevaba colgando en su vuelo sobre el desierto, después de matarla, siguiendo instrucciones de Atenea. Cuerpo de serpiente con una cabeza en cada extremo, patitas como de gallina y alas; justo como la “escribió” nuestro anónimo cantero en el capitel. 

Su finalidad principal era devorar hombres. Plinio dice que seguía a los ejércitos para comerse los cadáveres que iban dejando a su paso, de manera que se suele identificar casi siempre con todos los vicios y pecados que dominan y matan a los humanos: la crueldad, la soberbia, la maldad, la indolencia, la codicia, la envidia… pecados que devoran a sus desgraciados poseedores, los cuales ya están muertos espiritualmente.


 Con el tiempo llegó a ser considerada símbolo del bien y del mal porque podía ir en dos direcciones a gran velocidad. ¿Podríamos decir que ha devorado a un hombre malo, muerto espiritualmente, y que los ángeles tratan de salvar a un hombre bueno, muerto injustamente, que va a ser devorado por la otra cabeza? En este punto lo dejamos en la anterior entrada.



Ahora vamos a la segunda clave avalista de la teoría de la saga de Favila, rey de la llanura, y Alfonso I, el rey que vino de La Montaña. Se trata de un capitel del interior del templo, representa a un guerrero luchando contra una erinia.

De las erinias también se podría hablar mucho, tanto como de las anfisbenas o más, pero hay que abreviar. Dejémoslo en que, al igual que la anfisbena, nacieron de unas gotas de sangre, en este caso de las que derramó Urano al ser castrado por su propio hijo, Cronos. Tanto miedo despertaban entre los griegos que para evitar pronunciar su nombre se referían a ellas como "las Euménides"

Erinia en San Pedro de Vilanueva

 Ahora hagamos un inciso para pensar y relacionar.

En cierto sentido, esta es la primera gran injusticia cometida desde la creación según el conocimiento de los griegos en su mitología. Pero… ¿y para los cristianos? ¿Cuál fue la primera injusticia cometida desde la Creación? ¿No fue acaso la muerte de Abel a manos de Caín, un hermano matando a otro? En ambos casos, sangre inocente derramada por un pariente muy cercano.

 Ojo, no perdamos esta pista, Alfonso era hermano político de Favila.

Volviendo a la erinia, su nombre literal significa colérica, y su misión era perseguir sin tregua a todos los que transgredían la ley natural, los que derramaban sangre injusta e indiscriminadamente y, sobre todo y ante todo, a los criminales que mataban al padre, la madre, a os hijos o a los hermanos, también todos los crímenes dentro del seno de la familia. Se identificaban en el mundo antiguo con la conciencia, como los remordimientos y como las guardianas del orden y leyes naturales.

Eran representadas como una serpiente con patas acabadas en garras, con alas y cabeza de perro. Cuando se representan luchando contra "sus víctimas" son muy fáciles de confundir por el ojo poco entrenado con la escena del bien luchando contra el mal, o con la del arcángel o San Jorge luchando contra el dragón. Pero también hay que decir que la gran diferencia es que, si el bien siempre vence al mal y San Jorge y/o San Miguel vencen al monstruo, en el caso de las erinias siempre vencían ellas y sus víctimas siempre perecían. Porque… ¿Quién puede o podría escapar a su conciencia acusadora y a los remordimientos de algo mal hecho, máxime si es el asesinato de un hermano?

Erinia en Rebolledo de la Torre, Burgos

¿Y por qué la Erinia

¿Y por qué las crónicas no dicen de Favila y el oso más que eso, que un oso mató al rey de los astures? 

¿Y por qué al cabo de más de mil años circula todavía esa otra opinión de que en el relato hubo trampa? 

¿Habrá que volver a sospechar que estamos ante un rey matando a otro rey? 

¿El oso, quizás símbolo del rey de La Montaña, matando al rey de la llanura? 

Quedó claro que la actual Cantabria es parte de lo que todavía hasta el siglo XIX se llamaba La Montaña. ¿Y por qué esas prisas en Ermesinda, hermana de Favila, para que su marido, rey ahora de astures y cántabros, edificara una iglesia en memoria de su finado hermano? ¿Cargos de conciencia? ¿Remordimientos quizás? Lo cierto es que tenemos a una erinia trabajando.

 

Pues ahí está el otro capitel, compañero del de la anfisbena de la portada, colocado en un lugar de honor, ante el espacio destinado a Dios, en el arco triunfal: un hombre luchando contra una erinia, en el interior del templo, y para mí, o para mi imaginación, es un recordatorio de lo que se nos cuenta en la entrada: un rey mató a otro rey y para lavar la conciencia y acallar sus remordimientos, quiso ponerse a bien con Dios a la manera de entonces y mandó edificar una iglesia, a instancias de su esposa, hermana de la víctima, que puede que también los tuviera, y para recordarlo eternamente ahí está la erinia, la gran justiciera o la gran vengadora de la sangre vertida en la familia. El caballero se cubre con su escudo, la erinia, nacida de la sangre de Urano, vengando la sangre derramada de no se sabe quién, aunque lo sospechamos, lo muerde furiosamente. Por su parte, la anfisbena, nacida de la sangre de la gorgona Medusa, que en la portada devora a un hombre mientras que los ángeles salvan a otro, cuya sangre posiblemente haya sido derramada por el devorado, también realiza su función informativa. Sangre inocente y sangre culpable y unos símbolos de castigo en ambos casos. 

Siempre sigo tres reglas: que hay tantas interpretaciones como intérpretes, que la solución más sencilla es la más probable y que nadie daba puntada sin hilo.

 Esta es mi interpretación del porqué de que haya una erinia dentro de un templo, lo facilón sería decir que es una psicomaquia, o sea, una lucha idealizada entre la Virtud (el guerrero) y el Vicio o el Pecado (el dragón), pero con el antecedente de la anfisbena que nos han contado los monjes en el libro que hay escrito en la portada, y teniendo en cuenta que hace novecientos años los hombres conocían hechos relativamente recientes, cuatrocientos años de posible tradición oral hoy perdida, apenas diez generaciones, la cosa cambia, me inclino a lo que mi imaginación y la solución más sencilla me dictan. La Erinia nacida de la sangre de Plutón, vengadora de los delitos de asesinatos cometidos dentro de la familia; la lucha del hombre contra sus remordimientos, y después la portada con la Anfisbena, la hija de la sangre de la gorgona Medusa, la gran devoradora de cadáveres de hombres, muertos física o espiritualmente, y el posible factor común de una muerte sin justicia ni venganza, me llevan a conclusiones claras. Dos claves en el mismo sentido y en piedra para ser recordadas durante siglos.

Naturalmente, también puede ser una casualidad, aunque se dice que las casualidades no existen, lo que existen son las coincidencias. Y las reincidencias, diría yo.

Como decían los cómicos hace unos siglos al acabar la función, mi intención es entretener y si lo he logrado, con vuestro aplauso me sentiré cumplidamente pagado. Sean indulgentes vuesas mercedes y consideren que “Se non è vero, è ben trovato.”

Antonio García Francisco. 

Madrid, Diciembre 2020

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