El estudio sobre la
evolución social del ser humano es algo que ya a los romanos les llegó a
preocupar; las guerras civiles que asolaron el imperio durante el siglo I antes
de cristo llevó a las autoridades a decretar leyes ante la escasez de
nacimientos, ley aprobada el año 18 que buscaba fomentar el matrimonio y, por
lo tanto la natalidad, y penaliza a los no casados y matrimonios sin hijos.
La necesidad de
fomentarla o por el contrario penalizar, como hicieran las autoridades chinas
con política de un hijo por pareja o política del hijo único, nos hace ver que
para los gobernantes el control demográfico ha sido una de sus preocupaciones
desde hace 2000 años.
La relación entre
la economía y esta ciencia, ha llevado al ser humano a realizar auténticas
proezas al estar ligado su crecimiento al desarrollo de aquellas actividades
que han escrito capítulos enteros en la historia de la humanidad, desde los
procesos migratorios tras Colón o más cercano en el tiempo, o aquellos que a finales del siglo XIX llenaron Alaska
de buscadores de oro, Un ejemplo clarificador de lo que esos procesos
productivos influyeron e influyen a nivel demográfico es lo que llamaron La quimera del oro de Klondike que
comenzó en 1896 y transformó el campamento indígena existente en la zona en una
ciudad de entre 16.000 y 17.000 habitantes hacia 1898. Para 1899, la fiebre del
oro había llegado ya a su fin, provocando que la población se redujera tras la
partida de unas 8000 personas. Cuando Dawson fue incorporada como ciudad en
1902, tenía menos de 5000 habitantes. Otro ejemplo de esa relación económica es
Potosí, en la época colonial, se constituyó en una de las ciudades más
importantes del mundo por su famoso Cerro Rico, para 1560 contaba con una
población aproximada de 160 mil personas.
Ejemplos como este
han sido escritos a lo largo de la historia, y para hablarnos de ello tenemos a
todo un experto
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