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martes, 18 de octubre de 2022

EL TRANVÍA DE ARRIONDAS A COVADONGA



Hace ya unos cuantos años, siendo el que la habla un crío de poco más de 10 años, me sorprendió una foto. En ella podía reconocer la majestuosa silueta de lo que ahora llamamos el Ayuntamiento de Cangas de Onís, otrora audiencia la cual fue suprimida en 1892 y pasó a ocupar sus dependencias en la época, como ayuntamiento Juzgado municipal , el cuartel del regimiento de reserva y la estación telegráfica.


No obstante lo que me llamaba la atención eran otras construcciones a la vista muy conocidas, ¿Dónde había visto yo algo parecido? hasta que caí, esas mismas estructuras las podíamos ver en el Repelao. Pero había más. En medio de la actual carretera llegaba a distinguir vagones, carruajes, gentes con maletas, tuberías que después sabría estaban relacionadas con el tren .! Un tren en Cangas¡¡ ,pues sí.


Pertenecía a la línea que unía Arriondas con Covadonga y en ella se conjugaba el interés comercial de las minas de Buferrera con el pasaje cotidiano que, ya sea por devoción o por obligación, llenaba los andenes de maletas todavía vacías de historia ya que muchos de los pasajeros intentaron la aventura americana y a partir de 1908,con la conexión férrea Llovio Ribadesella, podían llegar a puerto sin bajarse del mismo.


El tranvía trajo la modernidad en las comunicaciones en un mundo de carruajes y caballos, donde se pasó de intentar no llenar los pies de los restos que dejaban los animales de tiro a presenciar otros restos, estos en forma de humo y vapor que la prosperidad había traído.

Muchos años después, me encontré con un artículo en un blog de paradores que rezaba una de sus partes así:



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Fue en 1908, cuando inauguraron la línea ferrea. ¡Qué acontecimiento! ¡Un tren que llegaba hasta Covadonga! Comenzaron a venir desde entonces oleadas de peregrinos de toda Asturias hasta aquella estacioncita de Arriondas. Algunos seguían subiendo a Covadonga a pie, pero por devoción y no porque no hubiera otro remedio, como antes, ya que gracias a este tren que acababa de realizar su último viaje, se llegaba hasta el Santuario con toda comodidad.

Con el paso de los años veinticinco, exactamente se fue comprobando que la comodidad no era tanta. Y si no, que se lo preguntaran a Tomás, el maquinista, que se las veía y deseaba para poner en marcha aquella locomotora pesadota que soltaba, al arrancar, un largo chorro de humo blanco, formando una neblina caliginosa y parduzca de vapores y carbonilla, entre la que los viajeros se tenían que despedir casi a tientas...

A pesar de todo, a doña María le gustaba viajar en este tren. ¡Qué delicia escuchar cómo los jadeos de la locomotora se iban convirtiendo en un trac trac monocorde, mientras la bocanada de vapor se diluía en tenues fumarolas grises sobre la silueta imponente de los Picos de Europa! ¡Qué maravilla contemplar, desde las ventanillas, las casas con los tejados de color ocre, el puente de piedra, las huertas, las sementeras, los prados, los caminos bordeados de castaños y las orillas fangosas del río, mientras se perdía en la lejanía el perfil de la iglesia, que el bueno de don Lino , un antiguo párroco, había tardado diez años en construir! Más bien, en empezar a construir...

Sí; realmente se daba cuenta ahora , este pequeño tren de vapor de la Compañía Angloespañola que transportaba manganeso desde las minas de Bufarrera tardaba una enormidad. Era verdad lo que comentaban los vecinos: no tenía fuelle suficiente para las cuestas y habían hecho bien en jubilarlo; no era más que un trenezuelo de vía estrecha sin pretensiones; una antigualla de comienzos de siglo; pero... había un pero: a pesar de sus traqueteos entre emisiones de carbonilla, a pesar de sus vaivenes bruscos y sus bamboleos frenéticos sobre las vías, a pesar de todo, aquel "caballo de hierro" era humano; dentro de aquellos vagones de madera pintados de verde se podía hablar, reír y cantar sin agobios, como en las antiguas diligencias que había conocido en su niñez;

http://camarerosdelparadordecangasdeonis.blogspot.com/2008/01/el-tranvia-de-arriondas-covadonga.html




Para hablar de este tranvía nos acompaña al otro lado del teléfono Javier Fernandez, director del museo del ferrocarril de Gijón.







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