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jueves, 28 de enero de 2021

Pieza 50.181 del Museo Arqueológico Nacional: Pila bautismal de San Pedro de Villanueva

 

Cuando uno se embarca en la tarea de trastear por los archivos sin ser un profesional de la investigación ni conocer el funcionamiento, puede enfrentarse a tres situaciones. Una, que no encuentre nada; otra, que lo encontrado sea menos de lo esperado. Y la tercera posibilidad, que encuentre más de lo que buscaba y la información le sobrepase.

Pues algo parecido a la tercera situación me ha ocurrido en esta ocasión. Cuando buscaba información sobre la pila bautismal del monasterio de San Pedro de Villanueva, en Asturias, lo primero con lo que topé fue con unas fichas de la misma en el Museo Arqueológico Nacional, lugar donde he pasado tantas y tantas mañanas de domingo contemplando lo que nos dejaron nuestros antepasados como testigo y legado de su presencia en la vida y su paso por el mundo.


A través de ellas tomamos noticia de que se trata de la pieza reseñada con el número 50.181 del inventario del Museo. Tan impersonal como el número de un preso en una institución penitenciaria, pero necesario para su identificación y localización.

En la primera ficha se hace una buena descripción de la pila. La segunda es la correspondiente a un fondo bibliográfico, el de la lámina publicada en el tomo IV del Museo Español de Antigüedades (págs. 435-441), año 1875

Datación 1101=1200 (S.XII 1114) 
Lugar de Procedencia San Pedro de Villanueva, Cangas de Onís (Cangas de Onís (comarca), Asturias provincia)
Lugar Específico/Yacimiento: San Pedro de Villanueva 
Forma de Ingreso: Donación
Fecha de Ingreso 09/10/1868”

Muy aséptico, pero al menos ya sabemos que es una pila románica, conocemos sus medidas y su ornamento, y que la mandaron hacer Juan y María en la era 1152 (era hispánica), lo que se corresponde con el 1114 año de Dios.

¿Hay algo más que debiéramos saber?

Pues sí. Aunque lo trataremos en profundidad en una entrada aparte, antes de ver la ficha de la lámina vamos explicar que en la Edad Media el calendario era diferente al actual, pues se manejaba el calendario juliano, establecido por Julio César el año 46 antes de Cristo, el cual comenzaba a contar desde el año 708 ab Urbe condita, o sea, desde la fundación de Roma. En Hispania, no se sabe bien el porqué, se empezó a contar a partir del año 746 ab Urbe condita, o sea, el 38 adC.

Estamos, pues, hablando de la que se denomina “era Hispánica”.

Explicado grosso modo y en líneas muy generales, en el siglo VI se calculó el nacimiento de Cristo. Se siguió utilizando la era hispánica como método de cómputo del tiempo. Fue abolida definitivamente el siglo XV, lo cual obligó a ajustar fechas, y la única manera de ahcerlo fue atrasar el calendario los 38 años de desfase entre la era hispánica y el Año de Dios, Era Domini o Anno Domini. Así, a la era 1152 la restamos 38 años de desajuste y nos hemos trasladado al 1114 annus Domini. Como dije, otro día hablaremos de ello en profundidad.

Volviendo a nuestra pila bautismal, reproducimos la segunda ficha del Museo Arqueológico, aunque aporta poco. Nos da otro hilo del que tirar, pues nos habla de una publicación titulada “Museo Español de Antigüedades” y a ella recurriremos.


Seguimos buscando. Los fondos del Ministerio de Cultura son para los aficionados como el Arca de la Abundancia navegando perdida por un abismo. Inagotables pero difíciles de encontrar, al menos para quien esto escribe.

Ha habido suerte, ya está localizado sin mucho esfuerzo lo que buscábamos:

Portada de la revista. Tomo IV año 1875

Ahora vámonos a las páginas 435 a 441:

Empieza D. José Villa-Amil y Castro, “Individuo del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, y Académico Correspondiente de la Historia”, además de doctor en Derecho y jefe de dicho Cuerpo administrativo, por darnos una PARTE I de tres páginas, introductoria acerca de las pilas bautismales y las bondades del Bautismo, pero que no nos interesa. Es tan rica en detalles y en datos que los corroboran, que más bien parece un tratado de Derecho Canónico que una exposición de Historia del Arte.


En la parte II es donde ya entra en el detalle de la pila. Comienza con una rica descripción del monasterio:

“De historia incierta el monasterio de San Pedro de Villanueva, le han conquistado lugar de importancia entre los monumentos históricos más apreciables, ciertas esculturas que adornan la portada de su iglesia…”

               Nos remite a la historia que ya conocemos acerca de la desventurada muerte del rey don Favila y se basa, cómo no, en la obra de nuestro buen obispo de Tuy y Pamplona fray Prudencio de Sandoval. No nos vamos a volver a entrar en ella otra vez.

Hace después alusión a otros autores que discuten a Sandoval, a quien disculpa sus errores en cuanto a la antigüedad del edificio, se desentiende de la portada y se centra en lo que le interesa, la pila bautismal.

Copio al pie de la letra con la ortografía de la época:


Además de la iglesia propiamente monástica, tenía este monasterio otra destinada a parroquia -lo mismo que otros monasterios que estaban encargados de la cura de almas- de la cual ninguna noticia dan los escritores modernos ni mayor podemos darla que la consignada por Sandoval, … con estas palabras: “Tiene este monasterio dentro de su cerca la Iglesia parrochial distinta de la del monasterio, como se halla en todos los monasterios antiguos; sírvela un clérigo…” Fáltanos ahora saber cual de esas dos iglesias, la parroquial o la monástica, es la que hoy se conserva, pero parece probable que sea la segunda. En la otra es donde debió estar colocada la pila bautismal que nos ocupa.”

 “Es la pila contemporánea de la iglesia […] cuyo año de fabricación ella misma nos revela, así como los nombres de las personas, marido y mujer probablemente, que la hicieron, no con sus manos, sino costeándola, con arreglo al propio y recto sentido aquí de la palabra fecerunt: circunstancias ambas que constan en la inscripción que corre al rededor (sic.) de toda ella

JOANNES ET MARIA FECERUNT HOC OPUS IN ERA MaCLII(Año 1114 de nuestra era)


A continuación, nos da las medidas y nos informa de que “pudiera servir bien para la inmersión de un niño, pero de un niño de muy poco tiempo solamente” y que corresponde a las pilas de transición, a mitad de camino entre las grandes pilas de inmersión y las actuales que sirven para contener y recoger el agua derramada sobre el bautizado. Volveremos sobre este tema.

“Elegantes y bellísimas orlas de gusto bizantino han sido llamados los follajes serpenteantes que la adornan en su parte superior y en la inferior, con las cuales y la inscripción viene a quedar dividida en cinco fajas (…) 

“En el borde se notan profundos rebajos, que se causaron con haber servido largo tiempo para que afilasen en él las hoces los labradores cercanos a la casa del señor Cortes y Llanos donde se ha conservado en Cangas de Onís, hasta que, por liberal donación de ese señor, fue trasladada al Museo Arqueológico nacional (sic.)”.


          “Si esta pila continuó, como cabe suponer, sirviendo para la administración del bautismo hasta tiempos muy modernos (estamos en 1875), debió estar provista con su correspondiente tapa y cerrada con llave (1), y metida en una capilla particular, si la iglesia la tenía, con todo el decoro exigido por las disposiciones sinodales de los tiempos de que data la reforma disciplinaria de la Iglesia para la guarda de las pilas bautismales"

“La sencillez de la nuestra no nos autoriza para extendernos a analizar el esplendor que el arte cristiano ha desplegado en algunas ocasiones para la decoración de estos importantes accesorios del templo, y de lo que es notable ejemplo la tan famosa pila de Hildesheim.”

Por otra parte, su falta absoluta de ornamentación iconográfica nos evita el descender a las prolijas descripciones y entrar en las investigaciones extensas a que suelen arrastrar los asuntos esculpidos en los objetos historiados; así como, su destino, perfectamente conocido, nos exime de cansarnos en investigar los usos que pudo y debió tener; y su fecha, consignada en ella misma con toda claridad, nos liberta a amontonar datos y de tratar de detenernos en deducir de sus caracteres intrínsecos y extrínsecos la época probable en que fue labrada.”


Firma de D. José Villa-Amil y Castro


        (1)  El precepto de tener cubiertas las pilas se remonta al siglo XI, y sobre este punto dio posteriormente una constitución San Edmundo en 1236. Obligó a cubrirlas con una tapa de madera, cerrada con llave o con sello de cera, mientras no fueran utilizadas. Todas ellas debían tener un orificio de salida de agua, pero como ésta estaba consagrada, permanecía mucho tiempo en la taza, a veces meses enteros, lo que ocasionó que muchas se deterioraran por la humedad.

 “Estén las pilas en vna capilla o en vna red al rededor cerrada con su llaue: e las tengan cubiertas: y en las yglesias que esto no se pudiere hazer, por no tener capillas o lugares desocupados, donde las tales redes se puedan hazer, (…) Que tengan sus cobertores de madera puestos de manera que se puedan cerrar con llaue: y que aquesta llaue tenga el rector o su lugar teniente” (sic.) (Constituciones Sinodales del Obispado de Córdoba, año 1520.

En las Constituciones Sinodales de Oviedo se dice que:

“En cada Iglesia parroquial ha de auer pila de Baptismo, y en la Iglesia anexa, como tenga quinze vezinos, y estará en vna capilla particular (donde pudiere auerla) muy limpia y cubierta con su tapa, y cerrada con llaue: y donde no vuiere capilla por lo menos estará cerrada con llaue, porque tal guarda requiere el lugar donde se administra tan grande Sacramento, y esta llave tendra el Cura, como ministro ordinario, que es, de este Sacramento” (sic.)

Hasta aquí la descripción literal que se hizo hace ciento cuarenta y seis años. Es la descripción física adornada con apreciaciones personales.

Vayamos ahora con las apreciaciones propias, con detalles que parece que se pasaron por alto al señor Villa-Amil.

        Ciertamente, la pila es más pequeña que las del mismo siglo que estamos acostumbrados a ver en Castilla y León. Sus medidas son de 63 centímetros de altura y 75 de diámetro, frente a los, por ejemplo, 144 cm de diámetro y 98 cm de altura desde el suelo al borde, de la pila de la iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción, Caballar, Segovia, también del siglo XII, 

Pila bautismal de Caballar, Segovia



pero no se tuvo en cuenta que en la Asturias del siglo XII ya no era necesario realizar tantos bautismos a adultos y con el paso del tiempo desde el siglo X se había dado un aumento de bautismos de niños ya instruidos en la fe cristiana. 

Iglesia de San Miguel Arcángel, castillo de Turégano, Segovia



Además, siguiendo muy atentamente a la gran especialista en pilas bautismales, doctora doña Garbiñe Bilbao López,

<<Es necesario incidir en el hecho de que el Occidente medieval sólo conoció un tipo de bautismo que, además, fue el mismo que ya aparece en los frescos de las catacumbas y las   escenas de los sarcófagos del primer arte cristiano: inmersión parcial -mayor o menor según las dimensiones del recipiente bautismal y del propio neófito- complementada con la pila de Villanueva refiriéndome a un aspecto triple infusión del agua sobre su cabeza. Aunque es cierto que las pilas carentes de pie, como ésta de Villanueva, muestran un aspecto más arcaizante, no es correcto denominarlas "pilas de inmersión", ya que los textos sinodales y los cánones de los concilios de aquellos siglos prueban que la inmersión fue el único rito bautismal dispensado en cualquier tipo de pila. Así pues, es evidente que el calificativo "de inmersión", so pena de no clarificar nada, induce a error, siendo más conveniente evitar su uso.>>

Pieza 50181 MAN

Para acabar, sin que se me olvide agradecer la ayuda recibida de Pedro Lozano Huerta, gran conocedor del románico y quizás la persona que más pilas bautismales haya visto en toda España después de Dª María Esther Garbiñe Bilbao López, hay que añadir que la decoración vegetal quiere decir que estamos ante la mítica Fuente de Vida Eterna que hay en el centro del Paraíso de Dios, cuyas aguas confieren la inmortalidad al alma del bautizado, sin perder de vista que cada representación vegetal tiene un significado diferente.

Pieza 50181 MAN

 Por ejemplo, los árboles expresan la idea de vida fértil y abundante; las hojas y frutos de la vid representan la presencia de Cristo Eucarístico, lo mismo que las espigas de trigo; las flores son una representación del Jardín del Edén; la flor de lis es la flor del Rey del Mundo y de la santidad; el lis simboliza el Acto Redentor llevado a cabo por Cristo, mediante el cual purificó a la Humanidad del pecado original; la palma es el símbolo del martirio… Y en el mismo sentido se expresa la doctora en Historia del Arte Dª Ana María Quiñones Costa, para quien

“Nada mejor que las pinturas de las catacumbas, los primitivos sarcófagos y los mosaicos de iglesias y mausoleos para observar la asimilación de signos y símbolos de otras religiones; así, símbolos como la vid y las escenas de vendimia, propias del culto dionisíaco serán entendidas como símbolos de la Eucaristía; las guirnaldas de flores identificadas con la inmortalidad; la corona que encierra el crismón y lo eterniza constituye una supervivencia clásica de los clípeos o escudos con el que los romanos circunscribían las imágenes de los mayores para darles valor de eternidad; etc…”
Pieza50181MAN
 

A través de estos signos y símbolos, que a veces eran figuras, animales o vegetales, los cristianos exponían sus conceptos religiosos, expresaban su fe; no les movía un mero y simple interés decorativo y estético, pues de una manera u otra querían decir que el hombre pagano a través del Bautismo era redimido de sus pecados, renaciendo a una nueva vida espiritual y obteniendo la purificación de su alma. 

 En la pila bautismal de San Pedro de Villanueva tenemos las guirnaldas que recorren toda la circunferencia de la pila, las cuales son una metáfora de la Naturaleza en perpetuo renacimiento, o sea, la inmortalidad.

Esto es lo que le espera al bautizado cuando se abre al mundo de Dios, su alma inmortal está limpia de pecado, así lo significan flores y tallos que son regados por las sagradas aguas bautismales que harán que nunca perezcan.

Nadie daba puntada sin hilo; lo que vemos como adorno pocas veces carece de explicación. El que se bautizaba en nuestra pila enraba en el Paraíso. Los comitentes de la misma, IOANNES ET MARIA, rodean su nombre con sendas guirnaldas, símbolo de eternidad, porque también buscan entrar en el Paraíso lavando los pecados que pudieran haber cometido después del Bautismo, lo cual hacen con las lágrimas de la Penitencia y el testimonio de sus buenas obras, el testimonio de las mismas hecho piedra que hoy contemplamos ochocientos años después.

Porque las palabras se las lleva el viento y lo escrito perdura, y más si quedó escrito en un libro de piedra.

Pieza 50181 MAN


Hoy en día continúa la pila de San Pedro de Villanueva en el Museo Arqueológico Nacional, en la Sala 27, la cual permanece cerrada al público obedeciendo a las medidas tomadas por la  la dirección del mismo de cara a la pandemia, pero puede ser admirada desde el pasillo, acompañada de capiteles, columnas, monumentos funerarios y la que probablemente sea su amiga con la que charle por las noches, cuando las luces del museo se apagan y los guardas hacen las rondas, de las nobles cabezas bautizadas en su vaso,  la pila bautismal de Mazariegos, Burgos, de muy distinta factura y más antigua según su ficha del MAN, objeto 1932/8/1, pues afirma que en ella pone Era MC, lo que la sitúa en el año 1062 de nuestra era, aunque la doctora Garbiñe Bilbao afirma que pone ERA MCXC* (falta un signo) o sea, unos 40 años más joven. Y no solo está fechada la burgalesa, sino que también sabemos que la hizo o mandó hacer, pues junto a la fecha dice “/ PET(R)UZ ME FECIT”.  Aquí cabe más duda: ¿Petrus fue el tallista o el comitente?


MAN. En primer término, pieza 1932/8/1, pila Bautismal de Mazariegos, Burgos. Al fondo, pieza 50181, pila bautismal de San Pedro de Villanueva, Asturias. Todas las fotos popias han sido tomadas desde el pasillo.


La sala 27 está dedicada a los Reinos Cristianos y en ella se muestra el papel de los monasterios en la preservación y difusión del pensamiento religioso y el de las ciudades en la producción artesanal y en la organización social. Una lástima no poder pasear por ella para vivir un conjunto de sensaciones que nos ayudarían a viajar en el tiempo hasta la Edad Media peninsular. Seamos positivos y contemplemos sosegadamente las salas abiertas, no sea que por la pena de no ver alguna sala dejemos de disfrutar de las que tenemos a nuestro alcance.

Antonio García Francisco

Madrid, enero 2021


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