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miércoles, 3 de febrero de 2021

La asna de Balaam


Entre los miles de capiteles románicos que conocemos, hay una escena recurrente de la cual no sé explicar el motivo por el que era tan querida de los escultores de la Edad Media. Ni tan siquiera comprendo muy bien el motivo por el que fuera escogida esta historia para ser esculpida. Representa a un anciano malhumorado, un borriquillo y un ángel. Se trata de la conocida como “la asna de Balaam”

Balaam era un adivino mesopotámico que recibió del rey Balaq el encargo de maldecir a los israelitas que cruzaban su reino en dirección a la Tierra Prometida. Dios no quiere que esto suceda y el mago es interceptado en su camino por un ángel al que él es incapaz de ver, no así la burra que, ante su presencia, se niega a continuar. Balaam golpea al animal con un palo y la burra, tras recibir la paliza por lo que Balaam interpreta como terquedad, habla y le avisa de la presencia del obstáculo que hay en el camino. Balaam cambia el signo de su misión y en vez de maldecir a Israel, lo bendice.

La historia de Balaam y su asna hoy ya no la conocen ni los curas, o al menos los más modernos. Se trata de un personaje veterotestamentario poco menos que marginal, no es un profeta menor como muchos autores citan, aunque profetizó, es simplemente un adivino, un mago, un brujo o un augur, como se prefiera, cuya historia se encuentra narrada de manera un poco caótica en el libro de Números, capítulos 22-24. Balaam, mitad augur, mitad mago, hoy es un gran desconocido, pero desde el siglo III hasta los siglos XI y XII debía de ser muy familiar para unos espectadores poseedores de una gran cultura cristiana, y por tanto bíblica, mucho más extensa que la nuestra. Y luego también fue conocido por pintores de tiempos posteriores que aprovecharon el filón, como Rembrandt, Lucca Giordano y más. Pero ahí se acaba su fama.

Como la escultura de la época románica no es tan rica en detalles como lo es la pintura barroca, quiero comenzar ilustrando esta entrada con un cuadro de Rembrandt, donde podremos imaginar un poco mejor la situación si miramos la cara de la indefensa borriquilla, protagonista innegable en la pintura, y la del iracundo Balaam, que la golpea sañudamente. 

La asna e Balaam, Rembrandt. Detalle.

La asna de Balaam, Rembrandt. 
Evidentemente, no es una pintura medieval, está aquí colocada para dar una idea de la composición. 


El tema Balaam presenta dos esquemas iconográficos diferentes, según el pasaje del libro de los Números que contemple el artista.  El primero de ellos, también el más temprano en cuanto a su aparición figurativa (fines siglo III), se corresponde con Nm 24, 17:

“Veo algo en el futuro, diviso algo allá muy lejos: es una estrella que sale de Jacob, un rey que se levanta en Israel. Aplastará la cabeza a Moab, aplastará a todos los descendientes de Set.”

         A él remiten las imágenes aisladas de un personaje masculino, normalmente en pie y ataviado con la tradicional toga romana, que alza uno de sus brazos indicando la presencia de una estrella. De los dos temas es el menos representado. 

Siglo III, catacumbas de Priscila, primer tipo de iconografía correspondiente con Nm 24,17

 
San Pedro de Teverga, Asturias. Siglo XI. Capitel perteneciente al primer tipo de iconograma que se corresponde con Nm 24,17


El segundo iconograma es el que cobró más importancia. Desde comienzos del siglo IV, Balaam aparece asociado a su famosa burra, recreando lo narrado en Num. 22, 21-36 

Hipogeo (cementerio privado) de la vía Dino Compagni, Roma, siglo IV


Vamos a ponernos en situación para no dispersarnos y para luego poder entender las ilustraciones.

 El pueblo de Israel, en su viaje por el desierto hacia la tierra prometida, llegó a la tierra de Moab, cuyo rey, que no era otro sino Balac, hijo de Zippor, se asustó al ver a un pueblo tan numeroso acampado en sus tierras, que venía de destruir a otros reyes vecinos, y recurrió ante esta situación al apoyo de fuerzas sobrenaturales para echar de su reino a este imprevisto enemigo. La solución fue llamar a Balaam, hijo de Beor, vidente profesional de gran renombre para que maldijese al pueblo de Israel 

"Pues sé que es bendito aquel a quien tú bendices y maldito aquel a quien maldices tú".

 Balaam oró a Jehová, no se sabe bien el porqué pues no era su Dios, y Este le dijo:

"No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo; porque es bendito."

 Pero el rey volvió a insistir, había gran recompensa por medio. Balaam volvió a orar y…  

"…Y vino Dios á Balaam de noche, y díjole: Si vinieren a llamarte hombres, levántate y ve con ellos: empero harás lo que yo te dijere."

(Acotación que no tengo más remedio que hacer: queda patente el gran prestigio del que gozaban tanto los adivinos como la antigua creencia en la fuerza mágica de la maldición que tantas veces vemos en las Sagradas Escrituras: es evidente que lo que diga el adivino, sucederá infaliblemente.)

En esta lógica, al Dios de Israel solo le queda una solución para salvar a su pueblo: impedir que Balaam pronuncie su maldición. Pero el Señor va más lejos: convierte a Balaam en un profeta a su servicio, al menos de momento, y Balaam acude a la llamada de Balaq movido por el espíritu de Jehová, no por el estipendio prometido, y deja que sea Dios quien hable por su boca.

   A partir de aquí seguimos el texto bíblico (Nm 22, 21-33)

Así Balaam se levantó por la mañana, y cinchó su asna, y fue con los príncipes de Moab.

Y el furor de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos mozos suyos. 

Códice de la Biblioteca Nacional de los Países Bajos



Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y apartóse el asna del camino, e iba por el campo. Entonces hirió Balaam al asna para hacerla volver al camino.

Mas el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared de una parte y pared de otra.

 Y viendo el asna al ángel de Jehová, pegóse a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam: y él volvió a herirla.

 

Códice de la Biblioteca Nacional de los Países Bajos


Y el ángel de Jehová pasó más allá, y púsose en una angostura, donde no había camino para apartarse ni a diestra ni a siniestra.

Y viendo el asna al ángel de Jehová, echóse debajo de Balaam: y enojóse Balaam, e hirió al asna con el palo.

Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo á Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has herido estas tres veces?

Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí: ¡ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría!

Y el asna dijo á Balaam: ¿No soy yo tu asna? sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado a hacerlo así contigo? Y él respondió: No.

Entonces Jehová abrió los ojos a Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, e inclinóse sobre su rostro.

Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has herido tu asna estas tres veces? he aquí yo he salido para contrarrestarte, porque tu camino es perverso delante de mí:

 

Códice de la Biblioteca Nacional de los Países Bajos


El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces: y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva.

Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, que no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino: mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.

La historia continúa, es entretenida, pero ya nos sobra; si queréis ya sabéis donde encontrarla: libro de los Números, donde también se nos informa de que Balaam fue pasado a cuchillo por algún tejemaneje poco claro que se trajo con Jehová, tal y como el mismísimo Jehová nos lo narra en el capítulo 31,8 y 16. También hace referencia el libro de Josué, 24,9 y 10, Judas 1,11 y Apocalipsis 2,14, donde ya solo falta decir que Balaam mató a Manolete.

Finalmente, Balaam comprende que el pueblo de Israel es grato a Dios y desiste del uso de su habilidad para lo que le pedía Balaq, de modo que se limita a cumplir el deseo de Jehová: bendecir al pueblo elegido. Sabia decisión la suya, pero tardía, pues la tomó cuando vio al ángel y cambió el sentido de su misión, o sea, se pasó con armas (el palo de pegar a la burra) y bagaje (la propia burra) al bando enemigo, el de los israelitas.

Aquí podríamos dejar tranquilamente la explicación del pasaje en cuanto a la iconografía se refiere y colocar las fotografías de los capiteles que ilustrarían la entrada, es lo que se suele hacer cuando se cuenta esta historia referida a la escultura románica, pero nosotros vamos a ir un poco más lejos.

Lo primero, antes de que se me olvide, hay que tener muy presente que el asna era cabalgadura noble en el segundo milenio a. JC,

Vosotros los que cabalgáis en asnas blancas, los que presidís en juicio, y vosotros los que viajáis, hablad. (Jueces 5,10)

Llevaron el asna y el borriquillo, los cubrieron con unas capas y Jesús montó. (Mt 21,7)

Catedral de Jaca, Huesca


Continuamos. 

Lo común, y es curiosa la coincidencia en casi todas partes, es repartir la escena en dos caras del capitel, en una está el ángel y en la otra está Balaam, de manera que la cabeza de la burra se asoma y ve al enviado de Jehová, cosa que no puede ver el jinete.

Monasterio de San Zoilo, Carrión de los Condes, Palencia


Lo cual en algún caso se consigue con gran habilidad ante la modestia y sencillez del capitel tratado, como en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Sauca, provincia de Guadalajara.

Sauca, Guadalajara. Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción


Y en prácticamente todas destacan los atributos de los personajes: la espada del ángel y la vara de Balaam, pero no perdamos de vista que la burrita suele presentar las patas delanteras clavadas en el suelo para dar a entender que se niega a continuar. Otras veces se la nota el cansancio de recibir palos sin culpa.

Catedral de Autun, Francia.




Saquemos conclusiones. ¿Por qué esta historia es merecedora de figurar en representaciones románicas?

Negar que la Edad Media sentía pasión por los símbolos sería conocerla mal. Pocas épocas se preocuparon tanto como aquella de justificar los menores detalles de las Sagradas Escrituras, de adivinar conveniencias y razones, por eso es más que interesante buscar el porqué de que este episodio tan secundario aparezca tan representado. Son trepersonajes; el ángel es lo que es, no tiene vuelta de hoja. Nos quedan Balaám y la pollina.


Balaám, en el fondo y por poco que rasquemos la superficie, es un hombre que quiere servir al rey, pero tiene sus reparos con un Dios que, evidentemente, no es el suyo. Este Dios sabe que Balaám le va a fallar y, tal vez por si acaso, le da unas instrucciones para controlar su codicia.

 Hay que tener en cuenta que en esta época, la naturaleza y las propiedades del acto humano estaban poco precisadas y se consideraba pecaminoso todo acto que consciente o inconscientemente se oponía a la voluntad de Dios. De esta manera, convirtiendo a un adivino en un profeta, la cosa cambia, pues haga lo que haga, lo hará en virtud del don de la profecía que ha recibido de Dios.

Manuscrito 33, fol. 105v, 1400 a 1410, Museo J. Paul Getty


Pero el papel protagonista de la historia, queramos o no, lo representa la pobre asna, que desde su humildad se nos muestra como más sabia que el hombre, ya que ve lo que Balaam, cegado por la ocasión de ganar riquezas por el encargo real, no puede ver. Yo no puedo negar y se me tiene que notar que me cae especialmente bien la pobre borriquilla por su buen corazón, ya que abnegadamente intenta salvar a su dueño por tres veces, solo para ser castigada salvajemente con el palo otras tantas ocasiones en recompensa, hasta que Dios la hace hablar para recriminar a su amo el injusto trato. 

San Isidoro, León. Panteón Real.


¿Cómo lo vieron antes de nosotros?

Balaam es considerado como un instrumento divino para sustentar la fe en la promesa mesiánica por algunos Padres de la Iglesia; pero para otros, como Efrén de Siria, la lucidez y mansedumbre del animal merecieron que fuera identificado con la Humanidad.

Más interesante parece la interpretación que da Orígenes de Alejandría, el único Padre de la Iglesia que no fue canonizado, que la compara o con la propia Iglesia, pues es

“aplastada por el peso del pecado personalizado en el jinete impío, y por ello premiada al ser elegida como humilde cabalgadura por Cristo para su ingreso en Jerusalén.” (Marta Poza Yagüe, Universidad Complutense de Madrid Dpto. Historia del Arte I (Medieval)

Catedral de Nîmes, Francia. Friso


Este aspecto de la humildad y el servicio debió ser el que vieran los benedictinos y cistercienses y tal vez cobrara mas preponderancia por ellos la presencia de Balaam y su asna en los capiteles románicos.

“Julián de Vézelay (1138-1161) utiliza la historia como hilo conductor para explicar el capítulo 58 de la R.B. relativo a la obediencia. Según sus palabras, todo monje debe acatar sin cuestionarse las órdenes de su superior salvo en un caso: cuando estas entren en franca contradicción con la Ley Divina. Entonces, debe hablar alto y declarar que no puede obedecer porque no puede ir contra Dios, sicut asella Balaam, que habló para transmitirle las órdenes dictadas a Yahvé a través del ángel, contrarias a las recibidas por el rey Balak.” (Marta Poza Yagüe, Universidad Complutense de Madrid Dpto. Historia del Arte I (Medieval)

Claustro del monasterio de San Pedro el Viejo, Huesca

Habrá quien dude de que la asna hablara, es lógico. Para acallar esas opiniones también hay respuesta, no quiero dejarme en el tintero la explicación de San Gregorio Niceno, siglo IV:

“La burra no profirió palabra articulada, sino que lanzó un grito ordinario bajo los golpes que recibía, cuius vocen cuasi articulatam historia narravit. Balaam, que tenía el habito de sacar augurios de los gritos de los animales, comprendió fácilmente a su asna.” (Sagrada Biblia, versión crítica sobre los textos hebreo y griego. Bóver-Cantera, Madrid MXCLXI)

 

Iglesia de San Leonardo de Siponto, Italia



 Conclusión propia.

Por lo demás, esta escena bíblica tiene una interpretación algo más sencilla para mi entender. Cuando un hombre tiene sus propios planes e intenta realizarlos, si Dios no está de acuerdo, le da un toque, y si aún sigue empecinado, se lo hace saber de modos inesperados las veces que sea menester. Una segunda enseñanza sería entender como una alegoría de la soberbia porque a menudo, como le ocurre a Balaam, tratamos con personas consideradas inferiores, tal y como la asna, y que son tan importantes como el mismísimo ser soberbio que las menosprecia.

Pero como siempre digo, hay tantas interpretaciones como intérpretes, de manera que ustedes, amables lectores, también pueden expresar la suya en los comentarios a esta entrada. Este pobrecito hablador solamente llega hasta aquí.

Antonio García Francisco.

Madrid, febrero 2021

Post scriptum:

Después de acabada de escribir esta entrada, no he podido resistir la tenación de subir este cuadro del siglo XIX, obra del pintor alemán Gustav Jaeger Bileam Engel (12 de julio de 1808 en Leipzig-19 de abril de 1871 en Leipzig) donde se aprecia con gran realismo la cara de enfado del ángel, la de queja de la burra y la de arrepentimiento o sumisión de Balaam. A veces una imagen explica textos de decenas de páginas. 

Fotografía de libre disposición en WIKIMEDIA COMMONS.


Bibliografía utilizada:

La Santa Biblia, Ed San Pablo 1989

Sagrada Biblia, Bover y Cantera, La Editorial Católica, 1961

Sagrada Biblia, Nácar y Colunga, La Editorial Católica, 1962

Biblia de Jerusalén, Desclee de Brower, Bilbao 1980

LA BURRA DE BALAAM. Marta POZA YAGÜE Universidad Complutense de Madrid Dpto. Historia del Arte I (Medieval)

Fotografías propias y de Flikr.








 








6 comentarios:

  1. ¡Magnífico! Muchas gracias por enseñarme un a historia con tanto mensaje y a verla en el arte, sobre todo en los impactantes capiteles románicos.
    Gracias también por hablar de ello en Radio Cangas y compartirlo.

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  2. Gracias por tus palabras. La historia escrita en piedra es tan fascinante que engancha: la interpretación pasa muchas veces por nuestra propia imaginación haciéndolo muy interesante

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  3. Muchas gracias, Geli, es estimulante leer comentarios como este tuyo. Seguiremos tratando de ilusionar con estas historias escritas en piedra.

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  4. Hola muy buenas madrugadas pues son las 3: 18 ya debería estar zzzz pero espero hacerlo enseguida , y tengo una preguntita q me ronda x la cabeza , antes de poner "el partidazo d la cadena cope " estaba oyendo una historia sobre cómo Salomón fuè engañado x Bencebù Q DIOS LO REPRENDA ,AMEN !! pues kisiera saber dónde puedo volver a escuchar esa historia en la q bencebu le dice a Salomón dame tu anillo y arrodíllate y te diré ( no se q , xq me interrumpieron justo ahí ) midiera saber dónde puedo repito oír o leer esa historia , Gracias

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  5. Buenas tardes. En el minuto 24 de el anillo de Salomón tienes la historia completa.
    Muchas gracias por todo amigo

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  6. Pues la cuestión es que todo el que tiene pactos con el demonio acaba siendo engañado. Según loa leyenda o la tradición, Salomón quiso saber de dónde les venía el poder a los demonios y Belcebú, que sabía más por viejo que por diablo, le dijo que le dejara el anillo con el que los dominaba y se lo diría. El rey mordió el anzuelo y Belcebú salió corriendo con el anillo y Salomón tardó varios años en recuperarlo.
    El libro apócrifo "El testamento de Salomón" acaba con una manifestación de que este rey no era tan sabio. Queriendo casarse con una mujer llamada Jebusaean, los sacerdotes del país de ella le pusieron como condición que hiciera sacrificios a los dioses Raphan y Moloch. Salomón se negó una y otra vez y al final accedió a hacer sacrificios pero al mismo tiempo queriendo hacer trampa, pues sacrificó cinco saltamontes. Entonces, según palabras del propio Salomón: "Y de inmediato el Espíritu de Dios se apartó de mí, y me volví débil y tonto en mis palabras.
    (...)
    Entonces, desgraciado que soy, (..) la gloria de Dios se apartó de mí; y mi espíritu se oscureció, y me convertí en el juguete de los ídolos y demonios..."

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