A lo largo de la historia
nuestra querida tierrina se ha caracterizado por lo agreste de su orografía y
la rudeza de sus pobladores. No obstante, eso no es sinónimo de que la
sensibilidad creativa no fuera también parte de la esencia de sus pobladores.
Esa expresión creativa ha quedado plasmada en las distintas manifestaciones que
jalonan la tierra asturiana:
Cueva de Tito
Bustillo (Ribadesella) ...
Cueva de La Peña
(Candamo) ...
Cueva de El Pindal
(Ribadedeva) ...
Cueva de El Buxu
(Cangas de Onís) ...
Estos ejemplos de
hace 35.000 años representan el arte en su primitiva expresión, pero nos hacen
ver lo ligada que ha estado nuestra comarca a la pintura y sus distintas formas
de plasmarla.
A lo largo de los
siglos la evolución artística desembocó en un boom de pintores y obras que
llevaron a la Asturias de los finales del XIX y principios del XX a contar un
surtido grupo de artistas con una creatividad sublime y un éxito merecido.
Para hablarnos de
uno de los nuestros, natural de Cangas de Onís, tenemos el placer de tener al
otro lado del tlf a Sara Moro, historiadora del arte del museo de Bellas artes
de Oviedo
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