Quién de nosotros no se hizo esta pregunta alguna
vez…. el mundo, ese planeta que nos permite vivir sobre él con el triste
resultado que todos conocemos.
La gran
transformación que la sociedad humana ha experimentado en los últimos 100 años,
ha sido trascendental a la hora de ver la incidencia que este cambio produjo en
el entorno: las comunidades rurales se
encuentran en plena decadencia, vastos territorios abandonados, lugares antes
llenos de vida, con explotaciones ganaderas, tierras de cultivo, que reflejaban
el trajín diario de hombres, mujeres y niños, que hicieron de esas tierras su
modo de vida; lugares ricos, donde la sabiduría popular era transmitida a las
nuevas generaciones, sabedoras de que solo la experiencia podía ser la mano que
movía su mundo. Gentes de igual condición con los mismos problemas y hartos de
soluciones, entregados y nobles.
El mundo nos ha visto crecer, modelar sus contornos y
destruir su biodiversidad y en estos tiempos que vivimos, parece ser, que las
nuevas conciencias florecen dentro de masas de intenciones egoístas, ambiciosas
de nuevos recursos y inmisericordes, donde las cuentas de explotación prevalecen,
sobre todo, incluso, sobre un mundo que creemos que nos pertenece.
Hoy charlaremos con una persona que lleva muchos años
en una lucha para que seamos conscientes de que puede haber una solución que
lleve de la mano a este mundo y el ser humano hacia un futuro prometedor y,
sobre manera, sostenible.
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