Que la naturaleza
humana no sea consciente, no implica que no sea necesario. Con esta frase
quiero empezar esta nueva charla.
La sabia naturaleza
ha sido capaz en su evolución de demostrarnos
mil y una formas de vida y todas y cada
una de ellas tienen su peso específico en el difícil equilibrio que forman
los ecosistemas: los seres vivos que
pueblan este planeta, incluso mucho antes que nosotros, tienen un papel
fundamental a la hora de preservar esa
fina cadena de equilibrio que ha hecho que la vida se propague y triunfe tras
millones de años de evolución; tristemente la acción del animal más irracional
de todos, lleva muchos años en su
intento de romperlo, con acciones unilaterales y egoístas que están llevando a
este mundo a unos límites que algunos
vaticinan ya como en el umbral del punto sin retorno.
La deforestación
irresponsable, la rasuración de terrenos para usos comerciales, la utilización
de pesticidas, la contaminación de las aguas y su desecación, son ejemplos de
cómo la plaga que es el ser humano, ha puesto en jaque a todo un planeta y sus
habitantes. De las más de 138.000
especies que han sido evaluadas por la Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza, un total de 581 han desaparecido de los hábitats de todo el
mundo desde el inicio del siglo XXI y el primer animal extinto por la acción
del hombre, fue el oso de las cavernas hace 20.000 años.
Dentro de las
especies con mayor riesgo, los insectos, son sin duda, los más vulnerables ya que
tienen una tasa de extinción ocho veces más rápida que la de mamíferos, aves y
reptiles y el 40 % de los polinizadores están en peligro de extinción por las
actividades humanas, con los peligros que ello conlleva.
Hoy charlaremos de
polinización con
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