Si hablamos del río Sella, es seguro lo que nos viene a la cabeza en primer lugar, es ese descenso que se celebra todos los años, pero el Sella es algo más que eso. A lo largo de su cuenca, las tierras que riegan sus aguas han visto desarrollar distintos deportes y tradiciones que, en un porcentaje alto, o están en desuso o olvidadas.
La zona rural se convirtió en las últimas décadas en testigos mudos de esa
tradición popular olvidada ante la rápida despoblación y la pérdida de aquellos
usos y costumbres que hacía de estos pueblo vergeles de vida, un conjunto de prácticas o hábitos que se
adquieren mediante la repetición y la constancia, en definitiva, la
desaparición de todo un modo de vida y de sus practicantes ante el irreversible
paso del tiempo.
Existen visionarios que con su esfuerzo
intentan que esto no suceda y concentran su ánimo en evitarlo en trabajos como
el que ahora vamos a conocer y así tener a nuestra mano lo que fue esa España
vaciada, con la esperanza de poder recuperarla algún día .
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