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jueves, 10 de marzo de 2022

Interpretación de una sencilla portada románica.

     A veces nos pasa desapercibida la diferencia entre símbolo y signo, y esto se debe a que hoy en día hemos perdido la capacidad de distinguir entre uno y otro pues hemos olvidado lo que es cada cosa. 

    Nada está de más en el románico, todo lo que se talla tiene una función, no se da puntada sin hilo, y es muy frecuente darnos de cara con signos, símbolos e incluso, alegorías y no escuchar sus voces, que unas veces susurran su significado y otras veces o gritan. 

    El símbolo, quizás lo más importante, tiene la función de elevarnos a un plano superior, se interpreta generalmente por analogía según convenga en cada caso o contexto (por ejemplo, el león es un símbolo que puede representar a Cristo, el León de Judá, en un contexto o pasa para muchos a un ser el  malo en otro, como cuando hablamos del bien y del mal en la escena habitual de Sansón desquijarando al león, aunque yo no estoy en absoluto de acuerdo con esta teoría de la hazaña del Juez más tonto del A.T.); también suele representar al guardián del templo, como es el caso entre otros miles de la iglesia de la colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria.

    Pero a lo que realmente quiero llegar es a decir que hoy en día que confundimos signo con símbolo, analogía, alegoría, incluso ornamentación, conviene recordar que símbolo es, más o menos, un estímulo capaz de elevar a quien lo recibe desde un plano terrenal a otro más elevado, espiritual. Sin embargo, el humilde signo no tiene esa capacidad de elevar ni la imaginación ni el espíritu porque en realidad es una convención acordada. Por ejemplo, un circulo azul con una raya transversal roja es un signo convencional que significa prohibido aparcar, o un círculo en unas cuentas representa al número cero. 

     Una portada en la que encontramos la combinación de símbolo y signo es la de la iglesia de San Juan Bautista en Tozalmoro, Soria. 

Detalle de la portada de la Iglesia de San Juan Bautista en Tozalmoro, Soria.
En los círculos, la ubicación de los signos apotropaicos. En las alas de los ángeles 
podemos contemplar cómo el artista se ceñía a la "ley del marco".


      El símbolo viene dado en el tímpano: la Virgen en Majestad con el Niño bendiciendo nos lleva a un tema trascendental; está rodeada por cuatro ángeles prácticamente simétricos que bien pudieran representar a los tetramorfos o, al menos, sustituir a los evangelistas y, mucho más sencillo, están adorando (tantas interpretaciones como intérpretes), además de unos personajes, nimbados como santos a la izquierda según se mira o con prendas sacerdotales y sin nimbo a la derecha, símbolos de santidad en unos y de sacerdocio otros. 

     En la arquivolta, formas ondulantes y serpientes. ¿Serpientes? ¿No es un símbolo del Mal la serpiente? 

    No necesariamente, la serpiente del Génesis no es la única que se recoge en las Sagradas Escrituras, recordemos la analogía con el Evangelio de San Mateo capítulo 10 versículo 16:
 
"...sed prudentes como las serpientes e inocentes como las palomas." 

    La serpiente, como símbolo de la prudencia, adornando a la Virgen María, venerada por ángeles, santos y sacerdotes, creo que podríamos decir que si nos acogemos a esta segunda vía sin duda hemos interpretado unos símbolos. Pienso que nos hemos elevado del plano de ver un simple adorno hasta el plano espiritual de la Prudencia de la Virgen María, admirada dicha prudencia por santos, sacerdotes y ángeles. 

     Pero, ¿a qué viene lo de los signos? Pues a que en la misma puerta están grabados unos signos apotropaicos, ya sabemos, unos amuletos para evitar que el maligno o el mal entren por esa puerta. Son una sencillas cruces y patas de oca incisas en la rosca de la arquivolta exterior, signos ambos de la manera de repeler al Malo, con mayúsculas. Están ahí para que por esa puerta ni entre el Mal y ni salga el Bien. Ambas son signos aceptados desde la antigüedad para este fin, la cruz por representar a Cristo; la pata de la oca porque las ocas eran las guardianas de las casas ya desde tiempos de los romanos en que alertaban a los moradores con su escandalera. 

Detalle de los signos apotropaicos.


    Esta portada nos muestra una magnífica asociación de religiosidad cristiana y de paganismo, conocimiento que manejaban y dominaban con soltura demostrada nuestros canteros medievales.

     En fin, creo que hemos interpretado una portada usando símbolos, signos y analogía, soy fiel a mi tercera máxima: hay tantas interpretaciones como intérpretes, pero la más sencilla suele ser la correcta. Y pienso modestamente que "se non è vero, è ben trovato"🙂



Antonio García Francisco

Madrid, febrero de 2022
 

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