El Románico es el arte del símbolo por excelencia, pero el símbolo no es algo privativo del arte Románico, sería estúpido pretenderlo, lo mismo que lo sería despreciar su existencia en esta época por el simple hecho de que nos resulte difícil de comprender.
Portada del cementerio de Navarrete, La Rioja. Portada del desaparecido Hospital de la Orden de San Juan de Acre, S. XII |
Efectivamente, no existe un libro de claves en el que se nos diga a ciencia cierta que esto significa tal cosa, mientras que aquello significa tal otra. Pero hay que tener en cuenta algo fundamental: ese libro no existió nunca, ni tan siquiera en aquellos días, luego podríamos partir de la base de pensar que estamos en las mismas condiciones que estuvieron los contemporáneos de las creaciones que hoy contemplamos.
Ningún tratado de la época trazó una síntesis sobre la
simbología, y mucho menos recopiló los conocimientos representados, y esto, por
dos motivos fundamentales. Primero, porque el símbolo es la expresión de una
idea que tiene el que lo crea, la cual puede quedar falseada al plasmarla en
piedra o en pergamino, y también puede resultar desdibujada o desafinada por el
filtro de la comprensión del que recibe el mensaje. Segundo, porque no se trata
de una doctrina, sino del reflejo de una manera de vivir, de ver y comprender
la vida, de manera que tampoco era muy necesario un libro código. La curiosidad,
apoyada en conocimientos propios que tuvieran de la vida, sería la única
herramienta de la que podrían valerse para interpretar. Estamos, pues, en las
mismas condiciones.
Iglesia de San Miguel. Sotosalbos, Segovia. Detalle portada oriental de la galería porticada |
Iglesia de San Miguel. Sotosalbos, Segovia. Detalle de la galería porticada. |
Iglesia de San Miguel. Sotosalbos, Segovia. |
Tal vez no
sea oro todo lo que reluce en portadas y no todo lo que vemos sean mensajes
ocultos en canecillos y capiteles, pero cuidado, nada se debe al azar, nada se
ha puesto para rellenar espacios vacíos. Hay unos detalles decorativos, unas lacerías,
un zigzag, que parecen elementos ornamentales sencillos, pero que quien esto
escribe les dedica toda su atención hasta el punto de que se alegra cuando los
encuentra en portadas y arcos de galerías porticadas. Son, o suelen ser, una
línea o franja de triángulos abiertos. ¿Ven
lo difícil que resulta describir un símbolo? Unos lo llaman dientes de perro,
otros los conocen como dientes de sierra; esos dicen que representan las aguas
del gran mar que es la vida; aquellos otros, más cultos ellos, opinan que son reminiscencias
de los canteros orientales, aunque olvidan que este motivo ornamental ya
aparece en las cuevas pintado en rojo desde el Neolítico. Tampoco faltan, por
supuesto, quienes afirman que solo son motivos estéticos sin más funcionalidad
que rellenar espacio.
Cerámica del Paleolítico. Museo de Zaragoza. |
Para quien esto escribe, estas líneas medievales zigzagueantes no son otra cosa sino una representación idealizada de las aguas del Bautismo. Son muy abundantes sobre todo en Asturias y Segovia. Personalmene, las hemos visto, por motivos de cercanía, muchas veces en Segovia, en San Pedro de Gaíllos, donde aparecen tanto en las arcadas de la galería porticada como en la portada, lo mismo que en Orejana; en Requijada, en Muñoveros, en El Olmo, en Sotosalbos… donde aparecen esas franjas que realmente recuerdan las ondas del agua, aguas vivas, que se mueven, purificadora como las que han de utilizarse para administrar el sacramento del Bautismo. Son un símbolo, una sustitución de una idea, un mensaje que están enviando al que se aproxima:
“¡Alto! Este lugar está reservado para los hijos de Dios y si no estás bautizado este no es tu sitio, tu mundo está de puertas hacia afuera”.
Juan 3,5: "Jesús le respondió: te aseguro que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios."
Iglesia parroquial de San Pedro. San Pedro de Gaíllos, Segovia. Portada meridional de la galería porticada. |
Iglesia parroquial de San Pedro. San Pedro de Gaíllos, Segovia. Portada oriental de la galería porticada. |
Iglesia parroquial de San Pedro. San Pedro de Gaíllos, Segovia. Vista interior de la portada meridional. |
Iglesia parroquial de San Pedro. San Pedro de Gaíllos, Segovia. Detalle. |
Iglesia de San Juan Bautista. Orejana, Segovia. |
Ermita de Ntra Sra. de Las Vegas. Requijada, Segovia. |
Iglesia parroquial de San Félix Mártir. Muñoveros, Segovia. |
Iglesia de Ntra. Sra. de la Natividad, también conocida como Virgen del Olmo. El Olmo, Segovia. |
Esta
interpretación se refuerza también con el hecho de que las pilas bautismales
solían estar en el exterior, en la galería porticada, como en la iglesia de San
Pedro Apóstol, de Abánades, Guadalajara, o en baptisterios anexos, como en
Santa María de Bareyo, en Cantabria, de manera que se estaba invitando al Bautismo
al pagano, como si fuera una especie de peaje por el que había de pasar el
inconverso que pretendía acceder al interior del templo, al mundo de Dios.
Parroquial de San Pedro Apóstol. Abánades, Guadalajara |
Iglesia de Santa María la Mayor. Abajas, Burgos. |
Con motivo de
un fugaz viaje de fin de semana a Asturias, donde ya dijimos que es donde más abundan junto con
Segovia las hemos encontrado también en la portada del monasterio benedictino
de San Pedro de Villanueva, en Villanueva de Cangas,
Exmonasterio de San Pedro de Villanueva. Villanueva de Cangas, Asturias. |
y en la de San
Xuan de Amandi, cerca de Villaviciosa. Unos cuatrocientos kilómetros separan
estas iglesias asturianas de las segovianas, lo que nos demuestra una vez más que
lo importante del símbolo es comprenderlo.
Iglesia de San Xuan d'Amandi. Amandi, Asturias. |
Iglesia de San Xuan d'Amandi. Amandi, Asturias. Detalle. |
San Xuan d'Amandi. Ábside con un arco poco usual. |
San Xuan d'Amandi. Detalle del ábside. |
A veces, los
símbolos se suman haciéndose compañía para realzar más el mensaje, y el caso se
da en las dos portadas asturianas mencionadas, donde las ondas descritas tienen
agregadas unas rosetas tetrapétalas. Asentado que las ondas, dientes de sierra
o de perro, como queramos llamarlo, representan las aguas bautismales, estas
rosetas son una especie de multiplicador del significado del símbolo bautismal.
San Xuan d'Amandi. Símbolo de Aguas Bautismales con rosetas. Lado derecho |
San Xuan d'Amandi. Símbolo de Aguas Bautismales con rosetas. Lado izquierdo. |
Efesios 4,5-6 "un Señor, una fe, un bautismo, y un Dios y Padre de todos".
Deuteronomio 6,4: "Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno”.
Mateo 28,19: "Por tanto, id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."
"entre las hipótesis que compiten entre sí, se debe seleccionar la que tenga menos supuestos. "
Tetrapétala en la cornisa de El Olmo, Segovia. |
Tetrapétalas en grupos de cuatro en Ntra. Sera, de la Asunción Duratón, Segovia. |
Para acabar
esta entrada que en principio iba a ser muy corta, pero está visto que yo no sé
ser breve, queda decir que, en las tantas veces mencionadas iglesias románicas
segovianas con el símbolo de las aguas bautismales en sus portadas, suelen ser
rosetas hexapétalas y a veces incluso octopétalas las que aparecen, abundando las tetrapétalas el alero.
Tetrapétalas bajo el símbolo del bautismo en San Pedro de Villanueva, Asturias. |
Barahona del Fresno, Segovia. Iglesia de San Cristóbal. |
Parroquial de Santa María la Antigua, Butrera, Burgos. Detalle de hexapétalas en la portada. |
Parroquial de Santa María la Antigua, Butrera, Burgos. Detalle de la portada. |
¿Y el OCHO de las octopétalas? Pues más de lo mismo: El 8 representa la SALVACIÓN, la resurrección, el paso a una nueva vida, es el día siguiente a la culminación de la Creación, el día en que el hombre empieza su vida. ¿Y que nos diría el principio de la parsimonia de nuestro buen franciscano Guillermo de Ockham? Pues puede que lo mismo: la salvación comienza por el Bautismo; las aguas que bordean o son bordeadas por las rosetas octopétalas son el primer paso hacia el Paraíso.
Tetrapétalas en la cornisa de la iglesia de San Cristóbal. La Cuesta, Segovia. |
Vuelvo a recalcar:
mi tercera regla postula que hay tantas interpretaciones como intérpretes, con
lo que admito y respeto cualquier otra opinión. Parafraseando a D. Mariano José
de Larra, este pobrecito hablador ha expresado la suya.
Antonio
García Francisco
Madrid,
octubre de 2021
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