Si a partir del siglo XI las reglas arquitectónicas hicieron de sus
construcciones auténticos ejemplos didácticos siempre, o casi siempre,
amparados en el carácter religioso de
los mismos, reflejando hechos cotidianos, transmitiendo mensajes, la lucha del
bien contra el mal, alegorías bestiarias
que les hicieron ver el supuesto poder con sus tamaños y formas y sus consecuencias,
la pintura resultó una forma más interpretativa, más comprensible, la cual proyectó escenas fácilmente
reconocibles al ojo humano y sirvió como los grandes escaparates donde se preservarían
las hazañas de sus gobernantes: todo tipo de gobernantes plasmaron sus figuras
y sus victorias ante la mirada de sus súbditos en obras que el tiempo nos ha
permitido observar, pero siempre tendremos la esperanza de que alguien nos
pueda explicar que hay detrás de José Carlos de Lera Maíllo
las pinceladas que han hecho formas y que esconden más de lo que
vemos.
Para ello tenemos la suerte de contar con todo un experto que este
viernes nos describe José Carlos de Lera Maíllo
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