Siempre, cuando en el legado de Dulce nos toca un tema
referente a la conservación del entorno, ya sea natural o el rural, muy
relacionado ambos, no dejo de pensar que el lo que significa la palabra
ecosistema. Por definición, es un lugar donde conviven seres vivos, ya sean
plantas o animales, pero también el suelo, el aire, el agua. Todo elemento es
necesario para el equilibrio y se convierta en una unidad funcional, donde
materia y energía se fusionan haciendo fluir la vida.
Como es lógico, cualquier alteración, ya sea por
exceso o defecto, rompe esa balanza que mantiene la estabilidad poniendo en
peligro el resto.
Desgraciadamente, el ser humano, mucha vez no
comprende su fragilidad y pone en peligro todo ello, aplicando acciones que a
la larga traen consecuencias, incluso, para nosotros mismos. Los pesticidas
usados intensivamente durante años, han supuesto el envenenamiento de suelo,
agua y aire, contribuyendo a la desaparición de parte de la población de
insectos que han fecundado la vida durante miles de años en ese ecosistema del cual hablamos. La
polinización se ve interrumpida por la falta de transportes, lo cual afecta a
la misma producción agrícola que tanto intentamos proteger y, por supuesto, al
resto de seres vivos que nos rodean.
Para hablarnos de este problema tan grande que tenemos
y sus consecuencias, tenemos al otro lado del tlf a una de las personas
encargadas de investigarlo.
Amparo Mora Cabello de Alba, bióloga y técnico
especializada en conservación de la Naturaleza. Trabaja desde hace 23 años en
el Parque Nacional de los Picos de Europa. Doctora en Ciencias Biológicas por
la Universidad de Lancaster (Reino Unido).