Aunque no estén muy
de acuerdo aquellos que saben sobre el inicio de las asociaciones de
comerciantes y gremios laborales, la verdad es que el ser humano siempre ha
tenido la tendencia a juntarse y con ello lograr aquellos objetivos que
individualmente es más difícil de conseguir. Muchos fijan en la Edad media el
inicio de ese asociacionismo, pero es bien sabido que yá en el antiguo Egipto
mercaderes y artesanos se reunían en comunidad para poner regulaciones a la
actividad que desarrollaban logrando con ello evitar esfuerzos y competencias
que sólo males les podrían traer y ya sabéis, amigos de radio cangas, el
negocio es el negocio, en el siglo XXI y el el 4ºantes de cristo.
Pasado los siglos
muchas desaparecieron, otras evolucionaron y se constituyeron otras nuevas que
han hecho que perduren en el tiempo. Una de las más conocidas, más por sus
leyendas que por su propia existencia, es la masonería. Su evolución ha sido
desigual. Mientras que en Europa se constituyen grandes logias con miles de
adeptos a partir del siglo XIX amparados en la revolución industrial y el
obrero en todo Europa principalmente, la
España post guerra de independencia no es un buen lugar, donde la salida de los
franceses y sus logias y la vuelta del absolutismo creó el campo de cultivo
para su persecución, incluso, en 1824 Fernando VII promulgó una Real Cédula
prohibiendo "en los dominios de España e Indias, todas las Congregaciones
de Francmasones, Comuneros y otras Sectas Secretas".
Definida en sus inicios como una institución
que busca la verdad como objetivo, el paso del tiempo, principalmente en
nuestro país, la ha sometido a las tinieblas, sobreviviendo más por sus fábulas
que por sus éxitos, aunque sin salir de esa nocturnidad que la ha llevado hasta
nuestros días en un viaje continuo de supervivencia.
Para hablar sobre
ello, tenemos al otro lado del teléfono a un amigo, además de masón.
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