Este lugar donde nos tocó nacer, tiene un río por
excelencia, el Sella, pero uno de sus afluentes, aquel que vertebra en dos la
antigua capital del reino astur, atesora en sus orillas un completo mapa
histórico que se remonta muy lejos en el tiempo. A la vera de sus aguas, la historia
ha escrito páginas de gran importancia: los neandertales se asentaron en la
Cueva del Buxu, los vadinienses y la inscripción de Pentio Flavio, en Corao.
Abamia, también en Corao, conserva, por decirlo de alguna manera, una iglesia
románica que los escritos la sitúan en el año 737 y que fue lugar de reposo de
Pelayo y su esposa, sin olvidarnos que estamos hablando de una la zona
dolménica.
A pocos metros, aguas abajo, Pelayo fue coronado, así
reza la tradición, rey de los astures en el Campo Jura, que al igual que
Abamia, ha sido atropellado por el progreso. El río Gueña ha visto cruzar sus
aguas a los hombres de Alkama camino de la cova dominica, donde uno de sus
afluentes, el Deva, fue testigo de un episodio de la historia de ese país, que
marcó el inicio de la reconquista, la Batalla de Covadonga.
Sin lugar a dudas esta parte de la geografía
asturiana, es un lugar que atrajo, para bien o para mal, distintos pueblos e
identidades que han hecho de este río un punto donde mirar si se quiere saber
algo de la historia de Asturias. Ya lo decían Otilia Requejo y José Avelino
Gutiérrez González respecto a lo yacimientos en Corao:
Además de
constituir el primer asentamiento aldeano en llano documentado
arqueológicamente en Asturias, la trascendencia del lugar radica en su
ubicación y asociación al área cántabro-vadiniense donde surge la primera sede
de la monarquía astur, ofreciendo algunas respuestas a los interrogantes
tradicionales sobre la caracterización del poblamiento y la sociedad
astur-cántabra de los últimos tiempos de la época antigua y los primeros
medievales.”
Como siempre, hoy martes charlaremos con todo un
experto:
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