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martes, 12 de enero de 2021

El caradrio. Una criatura fantástica y dónde encontrarla. Escultura Románica.


La leyenda del caradrio.

Circuló por Europa durante la Edad Media la leyenda de un pájaro muy peculiar, el caradrio o caladrio, que de las dos maneras es nombrado aún hoy en día gracias al recuerdo que de él nos dejaron los textos antiguos, y en especial los medievales.

Caradrios. Bibl. Mun.,  Troyes, manuscrito 177 - Bibl. Mun., Cambrai, MS. 259
Beinecke Library, MS 189 - Bibl. Mun. Chalon-sur-Saône, MS. 14

Para conocerlo nosotros, tendremos que retroceder hasta el período que media entre los siglos II y IV, así podremos explicar que, en aquellos días remotos apareció un opúsculo de carácter alegórico, el Physiologus, de autor anónimo, escrito en griego. Unos dicen que probablemente vio la luz en Alejandría, otros aseguran que fue en Siria, lo cierto es que está cargado de los conocimientos naturalistas de los antiguos clásicos grecolatinos, los cuales mezcla sin ningún pudor con historias, leyendas, supersticiones y creencias religiosas de todo tipo, cosa que gustaba a las gentes sencillas. Fue traducido primero al latín en el siglo VIII y, posteriormente, a todos los idiomas conocidos del momento, hasta llegar a la Edad Media.

        Esta obra fue muy popular durante los siglos medievales, sus traducciones dieron lugar a diferentes versiones, pero todas ellas obedeciendo a un mismo esquema, que es ofrecer un conjunto de descripciones de animales reales, criaturas fantásticas, plantas y rocas, la mayoría con frases y sentencias moralizantes. Así, de cada criatura recogida en sus páginas se narran varias anécdotas, características y cualidades simbólicas de la misma. 

Esto hace que se hable del Physiologus, el Fisiólogo de aquí en adelante, no como un libro, sino como el autor del libro. Hablan del Fisiólogo como se hablaría de un ser desconocido pero superior.

Con el tiempo fueron añadidos dibujos de esas criaturas que todos habían visto alguna vez y las versiones se multiplicaban, de manera que es fácil que algún autor cite una y otro cite otra, pero coincidentes en lo básico. 

Caradrios. GrootSeminaire Brujas, MS 89 - Bodleian Library
Bibl. N. Francia.



Caradrio. British Library, manuscrito 11390




Caradrio. Bibl. Mun. Bordeaux, manuscrito 995


Podemos decir que estas descripciones de las cualidades de los animales influyeron mucho en el simbolismo religioso de diversas imágenes medievales, tales como el ave fénix, que resucita de sus cenizas, o el pelícano, que alimenta a sus polluelos con su sangre, muy utilizadas para representar a Cristo en su Resurrección o en la Eucaristía. Esto le convierte en una obra imprescindible a la hora de interpretar criaturas fantásticas esculpidas en capiteles, canecillos y metopas románicas, y no solo románicas, sino de todas las épocas. Es, sin duda, el primer bestiario a consultar.

Pelícano alimentando a sus polluelos con su propia sangre. 
Símbolo de la Eucaristía.


Ave Fénix renaciendo de sus cenizas.  Símbolo de la Resurrección de Cristo.


Por ejemplo, y porque una imagen vale por mil palabras, tomemos el caso del león. Cuenta el Fisiólogo que cuando la leona pare, los cachorros nacen muertos, pero gracias a que el macho lanza su aliento sobre ellos, reviven al tercer día. Y así todo. 

Leones dando vida a un cachorro. Iglesia de San Pedro, Castillo de Loarre, Huesca 


Una vez hecho este preámbulo para entrar en situación, vamos a buscar a nuestro pájaro en los textos.

En el primero que lo encontramos es en la Biblia. Levítico 11, 13 y 19

“Y de las aves, estas tendréis en abominación; no se comerán, serán abominación: el águila, el quebrantahuesos, el esmerejón … el herodión, y el caradrión, según su especie, y la abubilla, y el murciélago.”

(Biblia Spanish Blue Red and Gold Letter Edition  y Biblia RVA)

 

Caradrios. Bibl. Reims, MS 993 - Bibl. Nat. Francia, MS 16993 
 Bibl. Nat. France, Trèsor Gallica, MS 566

Vamos por buen camino, ya lo tenemos situado al menos en la Historia: el Levítico se escribió aproximadamente el año 1445 antes de Cristo. Además, sabemos que es un ave impura. No nos sirve de mucho porque no lo describe. Las versiones modernas sustituyen herodión por cigüeña y caradrión por garza.

Ahora vámonos al Fisiólogo.

“Existe un ave llamada caradrio, como está escrito en el Deuteronomio. El Fisiólogo dijo acerca de ella que es completanente blanca, sin ninguna mancha, y sus excrementos curan los ojos nublados. Se encuentra en los palacios de los reyes, y si alguien se halla enfermo, por medio del caradrio puede conocer si va a vivir o está destinado a morir. Pues lo llevan delante del que yace enfermo en el lecho, y si la enfermedad del hombre es mortal, el caradrio aparta la mirada del enfermo, y todos reconocen que está destinado a morir. Por el contrario, si la enfermedad del hombre es pasajera, el caradrio mira fijamente al enfermo, y éste al caradrio, y absorbe el caradrio la dolencia del enfermo, y remonta el vuelo hacia el éter solar, quema la enfermedad y la disipa, y se salvan los dos, el caradrio y el hombre enfermo.”

En este punto nos llega la lección moral.

Es conveniente aplicar esto a la imagen del Salvador. Pues Nuestro Señor es totalmente blanco, sin mancha alguna. En efecto dijo: El príncipe de este mundo vendrá y en mí nada encontrará. Pues, habiendo bajado el Señor desde los cielos entre los judíos, apartó de ellos su naturaleza divina, y viniendo a nosotros los gentiles, tomó nuestras culpas y cargó con nuestras debilidades, y fue elevado sobre el leño de la cruz, y borró todas nuestras culpas y pecados. Porque, subiendo a lo alto, hizo cautiva la cautividad. Pues bien habló el Fisiólogo acerca del caradrio.

Y ahora viene lo bueno, la disipación de dudas si es que queda alguna:

“Pero me dirás que el caradrio es impuro según la Ley, y entonces ¿cómo se puede comparar con la imagen del Salvador? También la serpiente es impura y lo atestiguó Juan diciendo: «Igual que Moisés alzó la serpiente en el desierto, así debe ser alzado el Hijo del hombre» Porque dobles son las criaturas, dignas de alabanza y vituperables.”

 Aberdeen University Library signatura MS24 folio 57




        Ya tenemos definido al caradrio y mostrada la estructura del Fisiólogo: descripción de la criatura, aplicación moral y destrucción de posibles objeciones.


Mnuscrito Harley  4751, folio 40-Mirando al enfermo, vivirá 





Bodleian Library. MS-11283-No mira al enfermo, morirá.



Alejandro entronizado rodeado de Caradrios. Royal British Library


Bibl. de l'Arsenal, MS 3516. El caradrio vuela hacia el sol con la enfermedad. Vivirá.



            ¿No creen que esto sería de muy agradable lectura para los que supieran leer en la época? El problema era que la inmensa mayoría de la población no sabía leer y probablemente no le hiciera falta porque tampoco había nada para leer. O sí, teníamos las representaciones pintadas en códices para los ricos y los libros escritos en las piedras de iglesias y monasterios, más asequibles para el pueblo.


Bodleian Library, manuscrito 167. El caladrio tomando la enfermedad. Vivirá.



Bodleian Library, manuscrito 602. Vivirá.

 

Cambridge University Library. MS KK-4-25. Conflicto de intereses. 



British Library, manuscrito Royal 15-E-VI. Alejandro visitando enfermos.
Uno vivirá y otro no.


La imagen habitual en las ilustraciones de los Bestiarios y en el Fisiólogo de Berna presenta el ave posada a los pies (otras veces a la vera) de la cama del enfermo mirándolo, señal de que no va morir. En otros casos se ve al caladrio con el pico en los labios del enfermo (extrayendo la enfermedad). También hay varias escenas, entre ellas la caza del ave y su vuelo hacia el sol.

Caradrio volando hacia el sol. British Library, Manuscrito Harley 626



No sirven razonamientos, no vivirás. Corpus Christi College, manuscrito 22


Koninklijke Bibliotheek Biblioteca Nacional de los Países Bajos
Escena de caza de caradrio


Morgan Library, MS 832 - Toma la enfermedad y vuela hacia el sol a quemarla


Acotando datos y resumiendo el tema: aparte de los reproducidos en bestiarios y manuscritos, solamente hay tres representaciones de caladrios en Europa, lo cual quiere decir que en el mundo.

La primera está en la vidriera de una ventana de la catedral de Lyon, de la cual he encontrado la referencia en el artículo “The Caladrius and its legend, sculptured upon the Tweltth-Century doorway of Alne Church, Yorkshire”, por George C. Druce, F.S.A., publicado en Archaeological Journal del Royal Archaeological Institute of London, Volumen 69, año 1912, páginas 381-416

Copio al pie de la letra, en traducción libre, porque es interesante la descripción:


“El ejemplo en vidrio en Lyon está en el borde de una ventana lanceta del siglo XIII en el ábside, (1) y muestra un hombre desnudo acostado en un sofá con colcha sobre él como antes. Su cabeza descansa sobre un cojín y sus ojos están abiertos. En la cabecera de la cama está otro hombre, y aparecen a la derecha y a la izquierda partes de un edificio, presumiblemente un palacio. Las barandillas de la cama se representan como bandas adornadas con volutas. Sobre el otro se encuentra un gran pájaro con el cuello largo y la cabeza inclinada hacia el rostro del hombre, al cual casi toca con su pico. En la parte superior de la imagen un pájaro similar está volando en el aire. Al otro lado, en el medio hay una banda horizontal que lleva el título KLADRIUS. Esta ilustración está tomada de M. E. L'Art religieux du XIIIe siècle en France de Mâle, 1902.

         (1) Ventana de lanceta es una ventana alta y estrecha cubierta por una lanceta o arco agudo. El arco de lanceta es una variedad de arco estrecho y apuntado que toma su nombre de tener la forma de la punta de una lanza

Continúa el artículo con la descripción que ya conocemos del Fisiólogo y una gran abundancia de datos tomados de varios bestiarios, las cuales no vamos a reproducir por ser redundantes, aunque ofrece descripciones curiosas.

En lo que se refiere a escultura, solamente hay dos representaciones. Una está en la portada de la iglesia del pueblo de St Mary's en Alne, siglo XII, cerca de York en Inglaterra, y otra en España, la cual, en compañía de Pedro Lozano y Milagros de la Morena, tuve la sorpresa de contemplar y fotografiar en la iglesia parroquial de San Andrés de Montearados, cinco habitantes en la actualidad, cuatro hace unos años, perteneciente al ayuntamiento de Sargentes de Lora, Burgos, donde vive su párroco, D. Joaquín Cidad, persona amable donde las haya y autor de varios libros sobre el arte románico, quien no pondrá  impedimentos para abrir las puertas del templo y poderlo contemplar. Parece mentira que en este pequeño pueblo esté una de las dos únicas representaciones del caradrio.

Veamos en primer lugar al caradrio inglés porque vamos a terminar pronto.

Está en la portada de la iglesia y representa al caradrio en “actitud positiva”, o sea, el enfermo se va a curar. No he tenido ocasión de conocerlo, la fotografía está tomada del citado y reproducido en parte, pues son 39 páginas, artículo de George C. Druce. La primera foto, tal cual; en la segunda me he permitido remarcar las siluetas del caradrio y del enfermo con la cabeza apoyada en la banqueta.



En cuanto a nuestro caradrio autóctono, obra inequívoca del siglo XII, está en el arco triunfal, en el capitel del lado del evangelio. 

Capitel del arco triunfal, lado evangelio en la iglesia de San Andrés, 
San andrés de Montearados, Burgos. Vista frontal.


Para hacernos una idea de lo que es una interpretación “oficial”, la Enciclopedia del Románico de la FSMLR lo describe así:

“... presenta una escena un tanto compleja: en la cara frontal vemos un lecho mortuorio con el difunto tendido sobre él. Tres figurillas humanas bajo él parecen querer alcanzarlo o tal vez sostenerlo. A la derecha, casi en el ángulo, una figura humana desnuda, con un cierto aspecto animalesco, sujeta con sus manos las patas del lecho. A su lado, ya en el ángulo derecho, una figura femenina desnuda es atrapada por unas serpientes que se enroscan entre sus piernas para luego subir y morderle la barbilla. Ya en la cara lateral derecha, al lado de la mujer antedicha, un ave colocada de perfil, con voluminoso cuerpo y largo cuello arqueado. En el ángulo izquierdo vemos una figura masculina que sostiene un objeto que podría ser un libro. Finalmente, en la cara izquierda otra figura de perfil, con larga túnica, llevando una especie de tinaja en una mano y en la otra un hisopo […] resulta difícil de clasificar, aunque quizá se trate de una ceremonia fúnebre en la que al lado del sacerdote y diácono que ofician las honras se halla el diablo intentando llevarse el alma del difunto… se representa la muerte de una persona y una posible alegoría de la pugna de las fuerzas del bien y del mal por llevarse el alma del difunto.”

 Ahora veamos la interpretación “oficiosa”, la nuestra. Vamos a servirnos para empezar de un dibuj que tuvo la amabilidad de regalarnos D. Joaquín Cidad, en el cual se hace un despliegue lineal de las tres caras del capitel.



Lo primero que hay que hacer notar es que el conjunto es mucho más interesante que el inglés no solo porque el caradrio se niega a mirar al enfermo, sino porque contiene también una escena mortuoria completa con una predicción moral de a dónde va a ir a parar el alma del finado.

De izquierda a derecha del observador, en el lateral tenemos a dos personajes que nos atrevemos a definir como eclesiásticos, uno de ellos, el más pequeño, con hisopo y acetre. El grande está esquinado para dar continuidad y paso a la escena contigua.


No parece un hisopo muy convencional, pero es que, en la medida de sus posibilidades, el escultor representó el agua que es asperjada sobre el lecho, lo cual le hace parecer que está agitando una carraca. No se trata de un artefacto raro, sino un hisopo del que salen las gotas de agua bendita rociada hacia adelante. El detalle del acetre es determinante para comprenderlo.



El siguiente personaje, el portador de la rosácea en el pecho, tiene en las manos un libro. No sería de extrañar que en las últimas horas de vida del agonizante hubiera estado recitando lecturas piadosas. Si aceptamos que el primero lleva un hisopo y un acetre, bien podemos aceptar que el segundo lleva un libro o una caja con los santos óleos de la Extremaunción. En realidad, parece un libro, pues se aprecian los broches arriba y abajo. Sigue siendo una escena mortuoria. 


A continuación, viene una rosca que parece una corona. ¿Querrá decir que el personaje enfermo es de estirpe real? Recordemos que los caradrios solo vivían en los palacios. Bien pudiera ser un rey (o reina, ya veremos), pero meditemos un momento. Interpretemos. Tenemos a dos religiosos, uno con hisopo y acetre y otro con un libro o la caja de los santos óleos de la extremaunción. ¿Pudiera ser esa rosca el viril donde se lleva y se llevaba el Viático a los moribundos? Pudiera ser, pero si nos fijamos bien en el detalle, también parece que continúa hacia abajo, o sea que muy bien pudiera ser un báculo de obispo o de abad. Sí, va a ser un báculo porque recuerda la forma de una serpiente, como se representaban los báculos en memoria del que tuvo Aarón, el hermano de Moisés, que lo arrojó al suelo ante el faraón y se convirtió en reptil. 



Y la roseta del hábito no es otra cosa que una joya que lleva colgando el obispo o abad portador del libro y propietario del báculo.  Además, el personaje que asperja agua bendita es más pequeño que el que lee el libro. Una manera de representar que el segundo es de más alto rango que el primero.

Ya tenemos toda la liturgia mortuoria en una cara del capitel y parte de otra. Así se liga la escena, con un personaje en la esquina que da continuidad a las dos caras.

Recapitulemos de nuevo: dos eclesiásticos, uno con hisopo y acetre y otro “más grande” con libro y báculo. El agonizante tiene que ser persona principal para que un obispo se desplace a su lecho de muerte.


Llegamos a la cara frontal. La cama en la que yace el enfermo está siendo acosada por tres demonios que la levantan en vilo.  Mal asunto. Parece que quieren llevarse al difunto con el lecho incluido.  El más grande está cogiendo algo que parece salir de la boca del presunto muerto ¿Sacando algo por la boca o metiendo algo por la boca? Ya veremos.

Los demonios levantan el lecho para encontrar el alma que se ha escondido ahí. La han encontrado, es esa cabeza humana que hay debajo, esa era la manera de representar almas de recién fallecidos, lo hemos visto en más sitios.

El demonio más grande, el que saca o mete algo por la boca con la mano derecha, con la izquierda está ayudando a levantar la cama ayudando a los otros dos demonios que sacan el alma. 



Detalle de lo que el demonio da al moribundo.


Vamos intuyendo algo con lo que se atisba por la derecha.

Tercera escena: el siguiente personaje, esquinado entre la cara frontal y la siguiente, coincidiendo con la “versión oficial”, es una mujer desnuda a la que le sube por las piernas sendas serpientes hasta llegar a morder a los pechos.

 Símbolo de lujuria habemus.

Una tercera culebra se eleva en vertical desde el vientre hasta la boca, donde parece que está mordiendo.

Símbolo de gula habemus.

S la serpiente, en lugar de entrar por la boca, saliera de ella, sería símbolo de calumnia, mentira o maledicencia. Pero lo cierto es que entra.

Ahora ya sabemos que el demonio grande no saca nada de la boca, al contrario, mete, alimenta la gula, ha sido un servidor de la persona que muere. Este detalle, unido a la culebra vertical que se mete por la boca, es definitivo.

Ya estamos en condiciones de afirmar que la persona del lecho ha muerto en pecado mortal de lujuria y gula, podemos descartar calumnia y mentira porque el diablo le está metiendo algo por la boca, está alimentando la gula del moribundo y el símbolo de la gula, la serpiente, también entra por la boca.  


Dijimos que ya veríamos si la persona del lecho era hombre o mujer. ¿Y si nos están diciendo que se muere la mujer lujuriosa/gulosa que luego se representa? Parece estar claro que nos dice que es una pecadora a la cual se van a llevar los demonios a los infiernos y su figura nos dice el porqué.  

Es como una tira de un comic

Todo va cuadrando. Tenemos, además del moribundo o muerto en el lecho, a la lujuria y la gula presentes en la escena. ¿Por qué este plus? 


Tercera y última cara del capitel: el caradrio mirando en sentido opuesto al enfermo-difunto.

La figura de la mujer lujuriosa y gulosa hace el tránsito porque está situada en la esquina, con medio cuerpo en cada cara, como lo estaba el obispo/abad en la otra.

Esto ya es un plus. Un plus y un unicum en la iconografía románica. No basta con representar la muerte de la gulosa-lujuriosa, es que además de poner al demonio sirviendo a la pecadora en su pecado capital hasta el último instante de su vida, al tiempo que otros “colegas” recogen el alma,  tenemos al caradrio dando nuevas pistas para resolver el jeroglífico.

Ya sabemos lo que esto quiere decir, alguien se muere, pero insistimos en que ya tenemos un plus y un unicum porque el pájaro no solamente está vaticinando la muerte del cuerpo, sino que también augura la muerte eterna del alma. El pecado fue grave y, a pesar de estar ahí los dos personajes eclesiásticos, el difunto no llegó a obtener el perdón, los diablos se llevan el alma escondida debajo de la cama.


Ahora estamos en condiciones de entender que son tres escenas en una. Primera cara, los sacerdotes orando por y asperjando a quien está en el lecho de la agonía. Escena que se comparte con la segunda cara, la muerte del agonizante y parte de su pecado. Tercera cara, parte de su pecado y el caradrio que vaticina su muerte, tanto la terrenal como la espiritual. Buena apuesta del magister medieval y buena resolución en tan poco espacio. Una historia muy bien contada en piedra. Quien tenga oídos, oiga, Mt 13,9. Esos son el plus y el únicum: estamos ante una lección moral escrita en piedra con un elemento infrecuentre: el caradrio. Tan infecuente como que es el único que hay en España.






Dos versiones, la “oficial” y la “oficiosa”, que cada cual se quede con la que mejor le cuadre o la que menos dudas le ofrezca. Por lo demás, está claro que el caradrio castellano gana por goleada al caradrio inglés, pues no hay ni punto de comparación en cuanto a la riqueza de ideas transmitidas en ambos libros de piedra.

Y hasta día de hoy solo hay dos caradrios esculpidos, cosa que muchos ignoran y siguen pensando que solo existe uno, a los que se suman el de la vidriera y los miniados de códices y manuscritos, pero solamente uno tiene el componente moral de representar la muerte del cuerpo y la del alma: el de San Andrés de Montearados, Burgos.

Ya solo nos quedaría especular sobre dos cuestiones. La primera, cómo fue a llegar el conocimiento del caradrio, en pleno siglo XII, a una aldea burgalesa en la solana que se abre hacia los inicios del Rudrón, escondida para resguardarse de los altos páramos de La Lora.

Inscripción en un muro del templo: era MCCXXIIII, 
lo que se corresponde con el año 1186

La explicación puede ser variada: el cantero vio representaciones o conoció la leyenda y vio ocasión de representarlo, a fin de cuentas, eran personas que viajaban mucho.

O tal vez algún comitente le encargó que hiciera algo para avisar del peligro de morir en pecado mortal, cosa que, con un trazo propio de artesano, realizó con figuras muy rechonchas de cuerpos toscamente modelados, rígidas y desproporcionadas, con cabeza y manos muy grandes, cosa que no nos asusta porque sabemos que el románico rural del siglo XII suele ser así.

La segunda cuestión sobre la que reflexionar, es cómo un ave tan conocida en la Edad Media, que era criada en los palacios reales, ha llegado a ser un perfecto desconocido en nuestros días, aunque la respuesta la intuimos todos: no eran tantos los que aseguraban haberlo visto y fueron muchos menos los que recibieron la visita de tan singular médico en el lecho de su enfermedad, por mucho que insistan los manuscritos de la época.

Como dicen los abogados, el papel lo aguanta todo.

Antonio García Francisco, 

Madrid, enero 2021.



4 comentarios:

  1. Grácias por esta información, desconocida para mi, y que me incita a buscar alguna similitud en el románico catalan.

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  2. Gracias por dedicar tu tiempo a leer nuestro blog, es una alegría ver que hay personas que se ilusionan con él. Sería fantástico que apareciese algún otro caradrio. Adelante, seguro que lo hay.

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  3. Gracias por enseñarme a ver más cosas y entender mejor los mensajes en el románico.
    ¡Es fantástico!

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  4. Gracias a ti por tus amables palabras, Geli. Seguiremos intentando mantener el ritmo.

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