Mira que se ha escrito sobre la España del siglo XIX y
más concretamente sobre la invasión francesa de la península. Ríos de tinta decoran miles de páginas,
haciéndose eco de unos años que desembocaron en la ruina de un país que a
principios de siglo luchaba por ver la luz en ese progreso social, económico y
político que se gestó allende los Pirineos o seguir anclados en un pasado
caduco lleno de prejuicios y miedos de las castas que lo dominaron desde siglos
atrás. La España a la que nos referimos fue víctima de sus propios gobernantes donde
fueron capaces de vendernos a Napoleón por un puñado de privilegios: Carlos IV
vendió La Corona española por 30 millones de reales anuales a Napoleón y su
hijo Fernando VII, también tuvo una pensión de Bonaparte: 4 millones de reales
anuales, antes de su muerte tenía 500 millones depositados en el Banco de
Londres. Pero poco se ha escrito de aquellos protagonistas que, aunque tapados,
dejaron su impronta siendo validos, consejeros o amantes, interpretando su
papel con la maestría de su sabiduría o espíritu de supervivencia, aplaudidos
por sus egos, guiados por su codicia o siendo arrastrados por los
acontecimientos hasta el punto de engullirlos. Nuestra invitada nos hablará
este viernes de una mujer que podemos decir con seguridad que la historia solo
la recordará por sus luchas entre los terciopelos del ajuar de sus mullidas
camas, aunque fue capaz de hazañas mucho más loables en pos del bienvivir de
sus conciudadanos, Alicia Vallina nos hablará de La condesa que pudo reinar.

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