Si miramos un mapa del mundo, pocos de nosotros hacemos incidencia en un lugar donde la realidad puede confundirse ante su extraordinaria geomorfología. Una tierra llena de leyendas como aquella que nos cuenta la historia de La Doncella Calafate donde un amor prohibido la llevaría a convertirse por conjuros de chamanes en una espinosa planta. Aunque las leyendas son diversas y de distinta temática, nos vamos a quedar con otra que nos completa el hilo conductor de la charla de hoy. Si primero desembocamos en una planta, la siguiente nos hablará de un dragón mapuche, el Kai Kai Filu, que es señalado como responsable del diluvio, la subida del nivel de las aguas y la formación de golfos, islas y otros accidentes geográficos.
Si
duda es el responsable de que tierra de fuego sea uno de esos lugares mágicos
por su belleza, terrible por su clima y peligroso por su orografía, y no fue
consciente de las historias que esa tierra nos traería, de la riqueza de su
biodiversidad, de sus profundos canales y altas cumbres. Tierra de fuego es
todavía unos de esos lugares que se resiste a permitir que el ser humano la
domine y solo le permite, de vez en cuando, disfrutar de uno de lo parajes que
resulta ser tan inhóspito como hermoso y sorprendente, donde ríos y lagos
vertebran una tierra regada por los vientos traídos allende los mares.
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