Tengo
que reconocer que esta semana, de nuevo, tratamos un tema de esos que me gusta.
Recuerdo mucho aquellos años donde compartía sofá y tele con mi hijo de pocos
años y poniéndonos cómodos, uno más que otro, consumíamos horas visionando una
serie que se titulaba Caminando entre dinosaurios, ufff que bien lo pasamos.
Años
después, ya con mi primer hijo crecidito y más pendiente de un balón, me tocó
de nuevo junto a mi hija ser testigo de
las andanzas de un pequeño apatosaurio llamado piecito, un cuello largo que nos
acompañó varias películas en un sin vivir de historias junto a sus inseparables
amigos Cera la triceratops, Patito la saurolophus, Petrie el pteranodon, Spike
el stegosaurio, Chomper el tiranosaurio y Rubi la oviraptor.Tengo que confesar
que el denominador común de todas esas tardes
de tele era yo, por lo que mis hijos eran una excusa, la mejor, para
disfrutar de un tema, la historia de nuestro planeta y sus antiguos pobladores.
Millones
de años después de su desaparición, una serie de científicos comenzaron a
estudiar los restos de estos impresionantes animales y en algunos casos fue el
resultado de un modo de ganarse la vida con la venta de los fósiles. La
paleontología» se le hizo una primera mención como término palæontologie, tal y
como fue publicado en enero de 1822 por Henri Marie Ducrotay de Blainville.
Durante
el siglo XIX, un siglo de hombres, fue una mujer Mary Anning la primera que su
vida la llevó a coleccionar, comercializar y estudiar los fósiles hallados en
la costa inglesa de Dorset
Esta
semana tenemos al otro lado del tlf a una persona que continúa el trabajo de
Mary y nos contará este viernes su vida en la Biblioteca Dulce María Prida.
Permítame presentarles amigos de radio Cangas a Laura Piñuela, doctora en Geología y miembro del equipo científico del Museo del
Jurásico de Asturias (Muja)
No hay comentarios:
Publicar un comentario