“Espinas y lazos hay en el camino del perverso: el que guarda su alma se alejará de ellos”. Pr 22,5
“Y porque la grandeza de las revelaciones no me levante descomedidamente, me es dado una espina en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”. 2 Cor 12,7
Me propuse hacer una entrada corta en el
blog, pero está visto que no sé explicarme con pocas
palabras.
Quienes me conocen saben que sigo tres máximas acerca de la escultura románica.
La primera, que nadie daba puntada sin hilo, pues todo es símbolo; la segunda, que para descifrar ese símbolo hay que tratar de escuchar a las piedras; la tercera, que hay tantas interpretaciones como intérpretes.
Vamos con la segunda: hay que escuchar a las piedras, ellas nos van a transmitir un mensaje que sus tallistas nos dejaron en ellas hace siglos, y lo vamos a intentar en una iglesia segoviana.
Nuestra Señora de la Asunción. Duratón, Segovia |
En la fachada Norte de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, en el pueblo segoviano de Duratón, hay unos canecillos a los que, avergonzado lo digo, nunca presté demasiada atención en las incontables visitas que he girado a tan emblemático archivo pétreo del siglo XIII.
Y de repente, ahí está el mensaje.
Nuestra Señora de la Asunción, Duratón. Vista norte |
Nuestra Señora de la Asunción, Duratón. Vista oeste |
Duratón, treinta y un habitantes en 2020, está a 80 Km de mi casa, lo que me permite llegar hasta allí en menos de una hora. La iglesia está situada a las afueras de la población, en una amena pradera a orillas del río del mismo nombre, el Duratón, afluente del Duero por la márgen izquierda, a los pies de la que fue primero ciudad romana y después visigoda de Confluenta, hoy un despoblado, pero muy rica en historia y vestigios arqueológicos saqueados durante siglos.
Nuestra Señora de la Asunción, Duratón. Vista sudeste |
Y allí nos quedó la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, una de las iglesias románicas rurales de mayor empaque y más interesantes de la provincia, que por sus esculturas es considerada cabeza de una serie comarcal, bautizada como “taller de Duratón”, finales del siglo XII el templo y principios del XIII la galería porticada.
Habrá que acabar aquí esta breve descripción de la iglesia, pues es tanta su riqueza arquitectónica y escultórica, que nos llevaría horas dar una aproximación a lo que es y lo que representa. La fachada sur, considerada aisladamente y sin la galería porticada, ya es en sí misma un manual de arte románico. Y quedarían el ábside, la fachada norte y el imafronte al oeste, también con su galería, para empezar luego con las marcas. ¡Uf, qué agobio!
Detalle de la galería porticada |
Detalle de la galería porticada |
Detalle de la galería porticada. La chucha ha visto tantas iglesias que, considerando su raza, podría escribir una tesis doctoral. |
Los canecillos que contienen la historia que vamos a conocer están en la fachada norte, sitio poco habitual para colocar elementos escultóricos porque esta orientación facilita la erosión y la meteorización de la caliza y la arenisca, aunque, como se ve en la fotografía tomada desde el oeste, quedan un poco al resguardo de la cercana sierra.
Son fáciles de describir.
Están en la mitad derecha del espectador, tras una serie de animales y
criaturas fantásticas, como un cerdo, un águila bicéfala o una arpía frontal y
un grifo.
Lo que parece un cerdo y un águila bicéfala. Dos signos contrarios y contiguos. El águila bicéfala es un símbolo netamente bizantino tomado de los selyúcidas musulmanes. |
Hay también algunos canecillos que representan la letra capitular de un libro. Todos sabemos lo que es una letra capitular: la primera del capítulo, la primera de una historia. No son las únicas letras capitulares que hemos visto; parece ser que nuestros maestros escultores manejaban códices o bien las veían en los monasterios y copiaban el modelo. Un posible analfabetismo del cantero explicaría que a veces salgan "al revés", especulares, pues posiblemente colocaban la plantilla por la cara opuesta.
Letra capitular S en Duratón. La orientación de la primera puede deberse a que se colocó mal la plantilla al trabajar el canecillo. |
Poco
después de una de estas letras capital, viene un canecillo con representación
vegetal que rompe la serie que veníamos siguiendo. Es como si quisiera decirnos
que, a partir de ahí, se abre un paréntesis y empieza una historia. Contiene una
penca vegetal de nervio central hendido en la que parece que falta una bola, todo apunta
a que es lo que los expertos que no se quieren mojar llaman “bola con caperuza”;
estas bolas son unas viejas conocidas que representan un fruto al alcance de la mano, una
perla de sabiduría que ya está en su estuche.
Lamentablmente, parece que falta la bola que suele aparecer en este tipo de hojas |
Seguimos
hacia nuestra derecha y vemos a un hombre con algo rectangular en las manos.
Está muy deteriorado, pero tiene más pintas de ser un libro que de ser un
instrumento musical o uno de labranza, incluso algún tipo de arma. ¿Será alguien que nos está leyendo algo
de un libro? ¿Tal vez un sermón? ¿Una lectura moralizante? ¿Por qué no?
Recordemos
la regla número tres: tantas interpretaciones como intérpretes. Caliente,
caliente. Veremos cuál es la mía. Veremos al final. Veremos en qué para esto.
Un hombre que parece que se dispone a leer o leernos algo escrito en un libro. ¿Nos quiere dar alguna lección? |
Tenemos
al narrador. Ahora comienza la historia propiamente dicha. Un canecillo con una
rama con espinas, posiblemente de zarza. Lo que nos importan son las espinas,
pero hay que hacer constar que, si bien la zarza ardiente es un símbolo de
Dios, el arbusto encierra la fuerza indómita de la naturaleza, pues puede cerrar
caminos o colonizar las construcciones humanas, haciéndolas inhabitables. El
comportamiento agresor de la planta, identifica a quien, por su propia
actuación en la vida, no puede superar sus instintos ancestrales ni emprender
un vuelo hacia la liberación, hacia lo celestial.
Digo
que lo importante son las espinas porque son una consecuencia inevitable de la
zarza, que es lo que realmente representa el canecillo.
La espina denota el pecado, el dolor y el sufrimiento, siendo, además, emblema de la Pasión de Nuestro Señor, que murió por nuestros pecados. Es el contrario del fruto que representaría la bola que nos falta, el obstáculo que se interpone entre la fruta y nuestros dedos, el obstáculo que se interpone entre el hombre y Dios, por lo que suele ser identificada con los vicios, las faltas, las caídas, los deslices, los pecados, las trampas, las corrupciones y enmarañamientos que encontramos en nuestro caminar por la vida hacia el fin último, gozar del paraíso prometido. Es blanda al principio, cuando nace, y dura al final, cuando se encona. En definitiva, es el símbolo del pecado y del sufrimiento eterno que nos provocará si se llega a hacer crónico en nuestra alma.
Rama con espinas |
Siguiente canecillo: un espinario.
El
espinario representa en la escultura helenística a un joven sedente desnudo, el
cual concentra toda su atención en extraer
una espina clavada en la planta
de su pie, apoyándolo sobre la rodilla contraria.
Esta
imagen hizo fortuna en la Edad Media, pero ya no era un joven desnudo, solía
ser un campesino que, al cruzar la pierna, dejaba al descubierto sus atributos
masculinos, pasando automáticamente a ser considerado un símbolo de la lujuria,
sin anular ni mucho menos en todos los casos la existencia de versiones
“púdicas” del mismo.
“…los espinarios comparten espacio con simios, exhibicionistas, alguna femme aux serpents, bailarinas, contorsionistas, personajes encadenados a cepos, músicos y acróbatas, glotones y bebedores, como si a los ojos de nuestros ancestros medievales, la imagen del espinario se hubiera convertido en automático distintivo de lubricidad, perfectamente comprensible para una amplia audiencia, gracias a una engrasada codificación que terminó por oxidarse.” José Luis Hernando Garrido, Mala espina: de la estatuaria antigua a la escultura medieval y otros afeites. UNED, Centro asociado de Zamora.
Espinario, no solo un símbolo de la lujuria, también del hombre que sabe erradicar lo que le impide seguir su camino hacia Dios. |
El
siguiente canecillo fue el que me llamó la atención, el causante de que me
parase a pensar en qué era lo que estaba contemplando desde hacía años y no
entendía.
También
muy sencillo de describir: tiene tres peces esculpidos.
He
visto canecillos con un pez, también con dos peces, pero con tres peces me
parece que este es el único que conozco, aunque mi memoria tiene ventanas a la
calle: todo sale volando con las alas de un lamentable rápido olvido.
Un
recurso al que suelo acudir cuando algo me llama la atención, es el de la numerología.
La numerología es la creencia en la relación simbólica entre un número y una o
más representaciones coincidentes con ese número. No es una ciencia, es
simplemente, como digo, un recurso.
Pues
bien, en numerología se entiende que el número tres es EL TODO.
Está relacionado con la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), pero
el significado de este número va más allá de eso, significa para siempre.
También es LA PERFECCIÓN de Dios relacionado a su creación, pasado,
presente y futuro; tiempo, espacio y materia; memoria, entendimiento y
voluntad… Suficiente, que los peces sean tres me está conduciendo a algo perfecto
relacionado con Dios y la eternidad. Veamos lo que pueden ser los peces.
Hoy día el símbolo por excelencia para el cristiano es la cruz, pero no siempre fue el más extendido. Del pez sabemos que es el símbolo secreto de reconocimiento que empleaban durante el imperio romano los cristianos, que fueron perseguidos hasta el año 313, cuando se promulgó un edicto en Milán estableciendo la libertad religiosa.
“Las letras correspondientes a la palabra griega ichtys (pez) correspondían a las iniciales de sendos títulos del Salvador: de ahí la abundancia de la pintura de peces en las catacumbas. En otras palabras: la palabra ichthys formaría un acróstico griego que se correspondería con la expresión Iesous Christos Theou Hyos Soter: Jesucristo Hijo de Dios y Salvador. Con esta respuesta la duda queda aparentemente resuelta.” Luis Montero Manglano. ¿Por qué es el pez el símbolo de los primeros cristianos?
Los bestiarios medievales básicamente beben de esta fuente y otras posteriores:
“La fe me encaminó por todos los lugares y en todos me alimenté del Pez, grande, inmaculado, pescado por una Virgen la cual también le ofrecía como alimento a sus amigos. Ella tiene también un pan y un vino deliciosos”. Epitafio del obispo Albercio de Hierápolis, siglo II. Es difícil que haya alguien que no se dé cuenta de que en la lápida funeraria se hace alusión a Jesucristo, la Virgen María, el Bautismo y la Eucaristía.
En las Sagradas Escrituras, el pez desciende de categoría, de símbolo de la divinidad baja a símbolo de humanidad, pero sigue yendo de la mano del símbolo crístico, al empezar a representar a los hombres juzgados en el fin de los días en razón a sus pecados y sus virtudes.
“Asimismo el reino de los cielos es semejante a la red, que echada en la mar, coge de todas suertes de peces: la cual, estando llena, la sacaron a la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos, y lo malo echaron fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.” Mt 13, 47-49
Penúltimo canecillo de la historia |
Por último, cierra nuestro relato un sexto modillón con representación vegetal que no tiene la bola del fruto, como si ya hubiera sido recolectado por el “lector” del mensaje escrito en piedra que nos narra el hombre del libro.
Hemos acabado, os he lanzado un mensaje y empecé a deciros que había un fruto para extraer (lamentablemente, la bola rota); os he contado la historia y espero que hayáis recogido la enseñanza (la planta que ya no tiene fruto porque hemos sabido interpretar la historia y hemos sacado la sabiduría encerrada en el relato). Eso es lo que nos dice el lector.
Último canecillo. Cerramos el paréntesis que abrimos para contar la historia. |
Queda aquí cerrado el paréntesis que abrimos con la otra planta. Pero nuestra historia no está acabada, todavía tenemos que hilar un poco más.
Ahora
vamos a verlo todo seguido para hacernos una composición de lugar, como cuando
los niños aprenden a leer y unen todas las sílabas de una palabra.
Esta
es la serie completa. Un canecillo vegetal con fruto en otros tiempos, hoy
roto, nos separa de lo anterior que veníamos “leyendo” o, al menos,
contemplando.
Viene
el personaje del libro. Dije de él:
¿Será alguien que nos está leyendo algo de un libro? ¿Tal vez un sermón? ¿Una lectura moralizante?
Ahora estamos en condiciones de decir que sí, que nos va a contar “algo” de lo que vamos a sacar una enseñanza. Pero, ¿Cuál puede ser esa historia que nos va a contar?
Pues
parece que en un principio nos dice que la vida es un camino que tenemos que
recorrer y, como en todos los caminos, vamos a encontrar dificultades,
representados por zarzas y, más que por las zarzas, por las espinas.
Como es un camino hacia la plenitud con Dios, esas zarzas, espinas, pecados, blandas al principio cuando nacen, pero duras al final, son los pecados que vamos a cometer o los vicios en que vamos a caer.
Un hombre se saca una espina a los pies de Cristo. |
Nuestro espinario de Duratón está justo antes de los peces que representan a Jesucristo. En este marfil del siglo X, Constantinopla, es exactamente lo mismo. Duratón, ante un símbolo de Cristo. Constantinopla, ante la mismísima imagen de Cristo.
Uno de esos pecados, quizás el más sencillo de caer en él, será el de la lujuria. Pero si somos capaces de vencerlos, de arrancárnoslos, de sacarnos esa espina...…
estaremos en condiciones de llegar a Dios, o, de convertirnos en esos peces que
Pedro pescará porque se ha convertido en Pescador de Hombres.
La historia narrada por el hombre del libro, puede ser resumida en que la espina evoca la noción de adversidad o dificultad que superar, lo que hace que el hecho de sacársela sea un símbolo de triunfo, en el sentido de que este no se puede obtener cómodamente. Ahora, trasladémoslo al campo de la Doctrina Cristiana y tendremos todas las claves de estos cuatro canecillos.
Quedaría muy bonito si lo dejáramos aquí. Hemos aplicado las tres reglas que siempre sigo: nadie daba puntada sin hilo; hemos escuchado a las piedras y hemos emitido nuestra interpretación. Pero ¿podemos decir que hemos aprendido algo?
Yo creo que sí. Hemos aprendido que, si queremos llegar a entender algo de lo que nos grita el románico desde las portadas y desde las cornisas de de las iglesias, tenemos que comenzar por preguntarnos a nosotros mismos cuál era el significado de la vida para aquellos hombres, mujeres y niños a quienes iba dirigido el mensaje de los hombres que hacían las iglesias. Y puede, solo puede, que si entramos en ese mundo, lleguemos a entender el qué y el porqué.
La vida ha cambiado muchísimo en ochocientos años, nosotros somos hijos del progreso y la civilización, nuestro mundo nos gusta o no nos gusta, pero para ellos, el mundo no podía estar hecho ni de manera mejor ni podía ser más bello porque en aquellas mentalidades había una idea que hemos perdido: "vio Dios su obra y vio que todo era bueno".
Antonio García Francisco.
Madrid, marzo, 2021
Muchas gracias por esta magistral lección de arte, en este caso, a un nativo que se siente super orgulloso de este tesoro.
ResponderEliminarNo sabia esta riqueza románica de DURATON . Me ha dejado perplejo.
ResponderEliminarLa iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Duratón es tan rica en simbología en su interior y en su exterior que podríamos pasarnos horas enteras hablando de ella. Como digo, tal vez sea la iglesia románica rural de mayor empaque y más interesante de la provincia, considerada cabeza de una escuela comarcal, bautizada como “taller de Duratón”. Basta con ver, como ejemplo de la evidencia de ese taller, que su portada polilobulada de la galería porticada se repite en El Olmo, en Sotillo, en Turrubuelo y en Castroserna de Arriba, puede que en alguna más porque ahora estoy hablando de memoria. Es todo un icono del románico segoviano, sin lugar a dudas.
ResponderEliminar¡Qué maravilla! Queda apuntado para visitar en cuanto pueda. Gracias Antonio, por descifrar esta historia moral escrita en los canecillos. Gracias Manuel por darla a conocer en Radio Cangas Reconquista
ResponderEliminarGracias a ti por estar pendiente. Un placer tenerte al otro lado.
ResponderEliminarPor cierto, tengo que darle las razón a nuestro interprete cuando nos cuenta que es un lugar muy especial y referente del románico. Decididamente hay que visitarlo, espero que sea más pronto que tarde.
Muchas gracias por todo, como siempre un placer
Geli, Manolo, estoy a vuestra disposición para acompañaros, pero tiene que ser en verano, cuando esté en marcha la campaña "Abrimos en verano" que lleva a cabo la Junta de Castilla y León de cara a mantener abiertos los monumentos emblemáticos, y este lo es, pues para verlo por dentro a veces puede resultar un poco complicado encontrar a la persona que tiene la llave y que ésta esté disponible o incluso que ese día se encuentre en el pueblo.
ResponderEliminarRadio Cangas tuvo la primicia de la historia encerrada en los canecillos, pero a día de hoy se ha difundido muy ampliamente por los grupos de Facebook dedicados a hablar de arte románico y nadie ha dicho que no a lo que contamos.
Magnifico artículo Antonio. No olvidemos nunca que las conexiones siempre están en los detalles y los captas muy bien!
ResponderEliminarLaura, ya conoces el vuelco que da el corazón cuando crees que ha encontrado "una clave" y luego confirmas que es así. Muchas gracias, contigo he aprendido mucho.
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