martes, 21 de enero de 2025

Diario de Pardomino. La vida en el Bosque Cantábrico. Carlos Rodríguez Villafañe

 



Creo que no me equivoco si afirmo que a todos nos gusta ir al monte, disfrutar de su grandeza y sentirnos tan pequeños ante la magnitud de sus formas, sonidos y colores.

La verdad es que, como ya hemos mencionado alguna vez en este espacio, desde que el ser humano dió la espalda al bosque y sus habitantes, hemos comenzado un declive tan acuciado que solo nos traerá aquello a lo que parece que solo tememos que es nuestra propia destrucción, nuestra autodestrucción.

 

De seguro que nuestro planeta nos lo agradecería, pero nuestra forma de tratar a la naturaleza conlleva a llevarnos con nosotros millones de formas de vida sin darnos cuenta que dentro de esos ecosistemas el equilibrio es perfecto y la vida fluye con toda naturalidad.

El progreso ha sido cruel con la biodiversidad. Millones de hectáreas sufren la presión constante y pequeñas islas de vida, tan escasas como necesarias, sobreviven bajo el paraguas de la protección humana, una penitencia adquirida ante tanto mal.

 

La naturaleza es sabia, la naturaleza enseña, la naturaleza guía y nosotros, el ser racional, no sabemos escuchar todo lo que nos dice.

 

Por suerte para todos, en cada generación nacen personas con un oído tan desarrollado que captan el mensaje y lo transforman en hechos haciendo realidad aquello de que el ser humano es capaz de hacer cosas extraordinarias, incluso para bien.

Estas personas intentan con su esfuerzo hacernos ver más allá, nos enseñan a interpretar aquello que está escondido a simple vista e intentan concienciarnos de que en este mundo existen otras formas de vida que nos observan expectantes, incapaces de comprender lo qué les estamos haciendo. Hoy en Radio Cangas podemos disfrutar de una de ellas, un referente que el viernes nos descubrirá un mundo que nos observa y nos vigila.

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