martes, 18 de junio de 2024

Diálogo con la simbología medieval

 


Queda claro, y lo hemos visto a lo largo de estos últimos años, que aquellas representaciones pétreas que podemos ver a lo largo y ancho de la geografía románica que adornan nuestros pueblos y ciudades, es el resultado de unos trabajos que, aparte de estar hechos para ser perdurables en el tiempo, representan el saber, la espiritualidad, lo positivo y negativo, el bien y el mal, lo mitológico y lo terrenal, lo divino y lo diabólico…. cientos de capitales nos presentan un mundo lleno de criaturas fantásticas que nos llenan de miedos o, por el contrario, nos muestran el camino a seguir como guías espirituales pegados a los templos que debemos venerar.

 

  También podemos vislumbrar escenas mundanas, representaciones de vidas ya extintas pero inmortales en su forma, capaces de hacer leer aquellos que no sabían, hacerles entender lo que la tinta y los papales se negaban a revelar.

 

El arte románico es al ser humano del siglo XII lo que la nube y sus contenidos lo es hoy para cualquiera de nosotros. Sus mensajes perduran en el tiempo para que nosotros, los de hoy, podemos ver con los ojos del ayer y comprendamos que todo está escrito para que lo podamos ver aquellos del mañana.

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