martes, 23 de mayo de 2023

Exposición humana a los campos electromagnéticos de las nuevas tecnologías inalámbricas. Regulación y recomendaciones



 

Cuando Rudolf Hertz, Marconi o el propio Tesla, tuvieron la genialidad de soñar con la comunicación inalámbrica, hicieron que nuestro mundo se hiciera más pequeño.

A partir de 1888 que se realiza la primera transmisión sin cables con ondas electromagnética, el mundo de la comunicación cambió de nivel, un nivel que a lo largo de los decenios cada vez se ha  vuelto más rápido y accesible.

 

El siglo XX ha sido el siglo más tecnológico de la historia de la humanidad.  Los desarrollos llevados a cabo por el ser humano, han puesto a nuestras disposición avances que el hombre del siglo XIX sólo podía leer en las novelas de Julio Verne.

 

Estos avances nos han permitido volar como Ícaro, sumergirnos en el mundo perdido del capitán Nemo, pasearnos por la Luna y dar la vuelta al mundo en menos de 80 días. Ingenieros y visionarios llevados por su afán de progreso, nos han permitido disfrutar de…... .un mundo mejor??

 

Es esa la pregunta que muchos de nosotros nos hicimos cuando empezamos a ver nuestros montes y ciudades plagados de antenas. Si primero fueron aquellos repetidores a pilas que  allá por los años 70 hombres como mi padre mantenían en lugares remotos para llevar la señal de la primera cadena a la zona rural, hoy estos se han transformado en enorme torretas de decenas de metros de altura, las cuales rompen en muchos casos con la armonía de entorno en post de las nuevas formas de comunicación y sus necesidades. Polémicas estéticas aparte, su servicio nos permite comunicarnos inalámbricamente con nuestros familiares y amigos, pero a costa de que??? sus emisiones en qué grado nos afectan?

 

Hoy tendremos, como siempre, a todo un experto en la materia:

 

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